ORIGEN BÍBLICO DEL JUDAÍSMO

Por: Álvaro López Asensio

(Página web: www.alopezasen.com)

(Moisés escribiendo los textos sagrados)
(fragmento de la Biblia de los papas de Avignón)


1.- EL JUDAÍSMO COMO PROBLEMA

El judaísmo ha constituido un problema para la humanidad. La religión peculiar de los judíos, su unión racial, su dispersión por el mundo adaptándose sin fusionarse a otros puebles, sus cualidades intelectuales y mercantiles los han hecho odiosos.

Los políticos han buscado diversas soluciones: la segregación, judería o ghetto, el exilio, la persecución, la negación de sus derechos con medidas sociales y laborales restrictivas, reduciéndolos a la categoría de ciudadanos de segunda; más no han conseguido sino afianzar más en su fe y esperanza a este pueblo.

Por último, el han sufrido la más cruel e injusta de las soluciones: el genocidio impuesto por el nazismo alemán. Pero el pueblo judío vive todavía, gracias a la protección que Dios le ha dispensado, signo de su unidad e identidad como Pueblo. Ignoraban los perseguidores que Dios tiene prometida la inmortalidad a Israel.

Solo una solución puede devolver la paz a los ánimos y sus derechos a todas las personas y religiones: la justicia y el amor entre los hermanos. Teilhard de Chardin decía que “La justicia y la paz solo se conseguirán si a la inteligencia le aplicamos amor”. El amor es lo que une y nos hace entendernos en concordia, entendimiento y respeto mutuo entre judío, cristianos y musulmanes, hermanos en Abraham, nuestro padre en la fe.

2.- ANTECEDENTES DEL JUDAÍSMO: EL TIEMPO DE LOS PERSAS

El tiempo de los persas en el Israel bíblico con dura desde Ciro el Grande (557-529), hasta la muerte de Darío III en el año 330: aproximadamente 200 años.

Ciro fue promotor de una política de tolerancia. Dios suscita entre los judíos exiliados a Babilonia tras la conquista de Jerusalén por Nabucodonosor (año 587), un gran profeta que va a ser en Ciro un “ungido”, un “pastor”, un “amigo” de Yahvé (Is 45, 1; 44, 28; 48, 14). El mensaje de este profeta se encuentra en el llamado “libro de la Consolación” de Isaías (capítulos 40-55).

Los acontecimientos dieron la razón a los anuncios del profeta. En el año 539, Ciro entra triunfador en Babilonia. Al año siguiente publica un edicto permitiendo a los judíos volver a su tierra. Incluso ordena la restitución de los objetos traídos por Nabucodonosor y la restauración del Templo cooperando él con sus propios bienes.

Este decreto de Ciro se puede leer en (Esd 1, 1-7). El eco que suscitó este acontecimiento, después de más de cuarenta años de espera en el exilio, se puede encontrar en el salmo: “Al ir, iba llevando, llevando la semilla; al volver, vuelve cantando, trayendo sus gavillas" (Sal 126, 6).

Una primera caravana de repatriados llegó a Judá guiada por Sheshbassar, príncipe de la dinastía real de Judá. Las juderías de Babilonia financiaron la operación. Por primera vez, la tierra de Palestina será llamada “santa" (Zac 2, 16). El número de cuarenta mil personas, que según Esdras (Esd 2, 64-67) vinieron, se ha de entender en el sentido de que vinieron bien organizados por familias y funciones. Una segunda caravana fue en el 520 con Zorobabel, que ostentaba el título de gobernador de Judá.

Inmediatamente restablecieron el culto erigiendo un altar (Esd 3, 1-6), y después pusieron los fundamentos del Templo (Esd 3, 7-13). Después de dieciocho años de dificultades económicas (Ag 1 y2) con consecuencias sociales (Zac 8, 10), se reanudaron los trabajos del Templo, gracias al advenimiento de Darío en el año 520 (Esd 4, 24) y, por otra parte, a la predicación de los profetas Ageo y Zacarías. En cinco años se reconstruye el Templo (Esd 6, 13-32).

Zorobabel desaparece sin saber cómo y las esperanzas que reposaban sobre él, se camban en la esperanza mesiánica de la venida del reino de Yahvé. La fecha de la restauración del Templo (año 515) equivale a la fecha de la fundación de la comunidad mesiánica; una comunidad pequeña, humilde y escondida en medio de la cual aparecerá un día el Salvador de Israel.

Del Período que va del año 515 al 444 tenemos pocos datos. La predicación de Malaquías, que es el último de los profetas, nos indica que fue un período de nuevas dificultades. Dificultades financieras: impuestos excesivos, mezquindad de la gente. Abusos sociales: los pobres eran explotados. Defectos morales: el divorcio era un escándalo público.

3.- LOS REFORMADORES DEL SIGLO V

Pero no todos los judíos de Babilonia regresaron a Judea (año 538). Nehemías procedía de una de estas familias. Nacido en Persia, fue ecónomo de la Corte y después gobernador de Judá, adonde irá dos veces.

En su primera misión (del año 445 al 433) cooperó eficazmente a la reconstrucción de los muros de Jerusalén. Después de varios años de paciencia obtuvo algunos favores del rey persa:

B) Separar a Judá del poder político del Gobernador de Samaría, pues, después del exilio, Samaría dependía de Persia, constituyendo ahora una sala provincia con Judá.

B) Obtuvo también reservas reales de madera para la reconstrucción del Templo de Jerusalén.

En su segunda misión, en el año 431, fue a Jerusalén e impulsó, entre otras cosas:

1.- Medidas sociales: Repobló la ciudad Santa.

2.- Medidas religiosas: Obligó a los sacerdotes y nobles a hacer un juramento irrevocable de seguir la Ley completamente; a evitar los matrimonios mixtos, a respetar el sábado, y a pagar el impuesto por el Templo.

Habiendo quedado Israel constituido ya en comunidad religiosa, interviene en la historia la figura de Esdras. Su obra consistió en afirmar su estructura. No se sabe exactamente cuándo volvió de Persia a Jerusalén, pues el texto bíblico (Esd 7, 1) sólo dice que fue en el 7º del rey Artajerjes, pero sin decir cuál de los dos primeros Artajerjes. Normalmente se piensa que fue después del segundo, es decir, en un tiempo posterior a Nehemías.

Su actividad puede expresarse en una sola palabra: la Toráh, es decir, la Ley. Cuando Esdras llegó a Jerusalén, trajo un decreto del rey que constituía la Ley de Moisés en Ley del Estado (Esd 7, 1-26). Era un embajador del rey para los asuntos religiosos judíos, con una ayuda del tesoro real para hacer aplicar sus decisiones. Organizó la lectura de la Ley de Moisés (Neh 8), de cuya observancia quedó él encargado.

La reforma religiosa de Nehemías tuvo, de inmediato, la reacción adversa de los samaritanos, quienes originaron un cisma no político (como el del año 932), sino religioso. Este cisma durará hasta los tiempos de Jesús de Nazaret, y está representado hoy día por un pequeño grupo que habitan en los alrededores del monte Garizín (en Samaría, región central de Israel).

Esto significó un tránsito de la teocracia a la hierocracia. La época del profetismo murió, para dar paso a la era de la palabra contenida en la Tanak (Biblia), que toma cuerpo y es ella la que va a revelar el espíritu de la comunidad.

4.- ORIGEN DEL JUDAÍSMO Y SUS IDEAS PRINCIPALES

Al volver del exilio, lo que llega no es una nación, sino un pueblo disperso que tiene la conciencia de formar en su conjunto una comunidad santa, es decir, una iglesia judía, el origen de lo que hoy podríamos llamar el judaísmo. Es entonces cuando empieza a utilizarse el vocablo “ekklesia”, que luego pasa al latín como “ecclesia” y a todas las demás lenguas sin ninguna transformación.

Sus ideas principales son, por una parte, los grandes temas encontrados ya en las tradiciones de Israel y en los profetas; por otra parte, están constituidas por lo específicamente judío, es decir, por las Escrituras heredadas. Veamos pues los fundamentos que originaron el judaísmo, teniendo como punto de referencia los acontecimientos históricos que acabamos de ver y el conocimiento de las Sagradas Escrituras, las causas principales de su razón de ser:

1.- Fuente de la fe. Lo que en el período monárquico eran los profetas, lo son ahora en el judaísmo los escribas, es decir, los hombres del libro. Son los guías espirituales de los nuevos tiempos. Gracias a ellos, Moisés y los profetas continúan dirigiéndose a Israel.

Todo el legado y las fuentes del pasado ha sido recogido durante el exilio. Todo esto hay que conservarlo para ser fieles a la tradición. Son libros sagrados. El pueblo de Israel buscó en ellos la regla de su fe y de su conducta. De la meditación de las Escrituras, nacieron nuevas Escrituras. Así se conjugan la tradición y el progreso doctrinal, lo tradicional y lo actual.

2.- La Ley. En todas las circunstancias de la vida el judío se regía por su Ley. La explicación de esta Ley tendía a minimizar los preceptos en prescripciones innumerables. Era una barrera que protegía del contacto con otras naciones paganas. La circuncisión fue el signo de incorporación al “pueblo santo” de Dios.

3.- El culto. Se dio paso al formalismo cultual, que consistía en ejecutar materialmente los ritos obligatorios sin preocuparse de las disposiciones interiores. Gracias a que la profundidad religiosa de los profetas y del libro del Deuteronomio pasaron a los Salmos, que fueron la oración de los pobres de Yahvé, se fundamentó la religión personal. Los salmos fueron la regla de la oración litúrgica y, por lo tanto, una fuente excelente de formación espiritual.

4.- La sabiduría. Los sabios de Israel eran conscientes de que su sabiduría, tenía por fuente la sabiduría divina. Como dios no se contradice, hay identidad entre la Ley, los Profetas y la Sabiduría. Dan una presentación nueva de las verdades tradicionales, especialmente de la moral de Moisés, de los profetas y del libro del Deuteronomio. Así, las enseñanzas de la Revelación, despojadas del tinte político y nacionalista, vinieron a ser un mensaje accesible a todos.

5.- El mesianismo. Después del retorno del pueblo de judío de Babilonia a Judea (año 538), si todavía no había venido la salvación esperada, era porque “el resto”, “el residuo de Israel”, no estaba preparado para recibirla. La esperanza mesiánica llegó a ser uno de los principales elementos de la espiritualidad israelítica. Las fiestas litúrgicas, al recordar los beneficios pasados, les hicieron pensar, al mismo tiempo, en las gracias prometidas para el futuro. Se reafirmará así el universalismo. La época mesiánica, el Mesías, tratará la salvación de los hombres y el reino de Dios. A partir de entonces se anunciará la alegría escatológica (salvadora), es decir, la alegría de que el género humano y el mundo será restaurado en el futuro.

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