EL DILUVIO Y EL ARCA DE NOÉ (I)
Por: Álvaro López Asensio
Página web: www.alopezasen.com
El Arc de Noe en una puerta de la Basílica del Pilar de Zaragoza
1.- TEORÍAS CIENTÍFICAS SOBRE UN DILUVIO
UNIVERSAL
La mayoría de científicos no creen que haya ocurrido un diluvio o inundación mundial que haya abarcado todo el planeta. Algunos de ellos teorizan sobre un posible diluvio o por una gran inundación en el pasado que ocurrieron zonas geográficas específicas del planeta.
Debido a ello hay varias hipótesis que indican que, en un período temprano de la existencia del ser humano, recogieron en su tradición oral alguna clase de catástrofe natural que se puede asociar a una inundación o diluvio que, aunque no abarcó todo el planeta como asegura el libro del Génesis bíblico, sí pudo haber sido el origen del mito. Entre estas teorías científicas se podrían incluir las siguientes:
1.2.- LA TEORÍA DEL DILUVIO POR CATÁSTROFES NATURALES
Los científicos austriacos Alexander Tollmann[1] y Edith Kristen-Tollmann (conyuges) defienden explicando que el estudio se basa en un análisis profundo de los núcleos de los hielos y las rocas sedimentarias los cuales les dieron unas pruebas suficientes de que el acontecimiento mitológico, legendario y bíblico citado en estos antiguos textos ocurrieron, además se podía determinar la fecha exacta del devastador acontecimiento, el cual se habría producido el 23 de Septiembre del 9.545 a.C. Según los científicos que elaboraron la investigación, el diluvio universal fue provocado por un asteroide o cometa y que la mayor parte de este, pudo haberse precipitado contra el océano, provocando terremotos, tsunamis[2] devastadores, huracanes y lluvias muy intensas a nivel planetario, erupciones volcánicas provocando erupciones volcánicas, seguido de un aumento repentino de las temperaturas a nivel mundial para terminar con un muy brusco enfriamiento global. La comunidad científica han acusado a los investigadores de publicar un estudio basado en pseudos-ciencias, más que de ciencias por parte de los investigadores austriacos
1.3.- TEORÍA DEL DILUVIO POR INUNDACIONES DEL DESHIELO GLACIAL
1.3.1.- Las inundaciones en el mar Negro
Científicos Británicos y Norte-americanos han publicado sus conclusiones científicas sobre la inundación que experimentó el mar Mediterráneo y, muy especialmente, el mar Negro. Ambas escuelas no sólo han coincidido en la teoría, sino en las consecuencias que tuvo sobre la geografía humana y socio-económica de la zona.
1.- El británico Chris Turney[3](3) (de la Universidad de Exeter del Reino Unido) ha protagonizado (con otros expertos de la Universidad australiana de Wollongong) un interesante estudio en el que llegan a la conclusión de que un inmenso trozo de hielo se desprendió en el Atlántico Norte (en Laurentide – Norteamérica), provocando una subida de hasta 1,4 metros en el Mediterráneo. Como consecuencia, el Mar Negro se inuncó de agua salada obligando a las comunidades agrícolas neolíticas a desplazarse, ya que no podían seguir cultivando. La inundación originó el desplazamiento de sus poblaciones hacia el oeste, en total cerca de 150.000 personas. Turney data esta catástrofe entre 8.740 y 8.160 a.C.
2.- La propuesta de los norte-americanos, William Ryan y Walter Pitman[4], sostiene que durante la última era glacial el mar Negro pudo haber sido un lago de agua dulce cuyo nivel descendió considerablemente. Al final de la era glacial, el deshilo hizo que entrara agua salda del mediterráneo y el Egeo en el mar Negro, que por entonces era un lago cerrado de agua dulce. La consecuencia fue que el rápido crecimiento hiciera inundar más de 155.000 kilómetros cuadrados de las tierras de la costa. La catástrofe la datan sobre el 5.600 a.C.
Aunque no coincidentes en su datación, estas dos hipótesis explicarían también las teorías sobre la expansión de la agricultura por Europa en el Neolítico. En efecto, la catástrofe climática habría favorecido el desarrollo de la agricultura en Europa y en algunos lugares de Asia, o sea, las teorías difusionistas[5] de “revolución Neolítica” y “creacionistas-evolucionistas”, teorías que están en contra de la idea de un diluvio bíblico[6].
1.3.2.- Las inundaciones en el Tigris y Éufrates
Entre 1922 y 1929, tras excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en el emplazamiento de la antigua ciudad sumeria de Ur, el inglés Leonard Wooley[7] descubrió una capa arcillosa de 2’5 metros de espesor que, con seguridad, sólo pudo ser resultado de una inundación de gran magnitud de los ríos Tigris y Éufrates, que él data sobre el 3500 a.C. Bajo la capa de arcilla aparecieron vestigios de una civilización aún más antigua.
En efecto, en el año 1922, Wooley comenzó a excavar en el desierto, a mitad del camino entre Bagdad y la punta del Golfo Pérsico. En ese lugar, la arruinada torre de un gran templo marcaba el lugar donde en otros tiempos se alzó la ciudad bíblica de Ur de Caldea, una de las principales poblaciones de Sumer. Tras excavar la necrópolis, decidió cavar más hondo, encontrando la antedicha capa de barro limpio depositado por el agua. No obstante siguió excavando y tras el barro comenzó a extraer utensilios de sílice y fragmentos de cerámica, hechos por una cultura de la alta edad de piedra, además de la datación de las dinastías de los reyes sumerios[8].
Wooley encontró huellas de una inundación particularmente violenta que, él consideró el diluvio universal. Esta gigantesca capa de barro (extendida 600 Km de longitud y 150 Km. de anchura) atestigua que la desembocadura de los ríos Tigris y Éufrates (que antiguamente llegaban al mar por separado) se inundó unos siete metros de altura que, tratándose de una región completamente llana, tuvo efectos devastadores.
Como conclusión decir que, ni Wooley ni la comunidad científica, aceptaban la idea de un diluvio universal como se describe en la Biblia; lo consideraban una catástrofe local, circunscrita al valle del Tigris y el Éufrates.
Tal vez la epopeya sumeria de Gilgamésh (como luego veremos) pueda describir este fenómeno natural, mito que los descendientes del Patriarca Abraham (el padre del Pueblo de Israel) asimiló y transformó con un nuevo significado religioso, como observaremos en la segunda parte que presentaremos la semana que viene.
1.3.3.- Las inundaciones en el Golfo de Méjico
En el año 1974, los científicos antievolucionistas, César Emiliani[9] y James Kennett[10] sostienen (con sus correspondientes teorías) que la última edad glacial comenzó hace unos 30.000 años y alcanzó su apogeo acaso 12.000 años después. Para entonces, Canadá y el norte de los Estados Unidos estaban cubiertos por una capa de hielo mayor aún que la que forma actualmente la Antártida; otra más pequeña tapaba Europa y la Siberia occidental. Estas y los glaciares de las grandes montañas habían absorbido dentro de su masa helada bastante agua para hacer descender el mar más de 95 metros por debajo del nivel actual. Grupos humanos primitivos vivían en tierras hoy sumergidas a grandes profundidades.
Estos científicos sostienen que el casquete polar de la América del Norte sufrió un derrumbe repentino, seguido de un rápido deshielo. Una cantidad inmensa de agua se precipitó en el Golfo de Méjico[11] y elevó en todo el mundo el nivel de los mares con la velocidad de un maremoto, el cual pudo circundar al globo terráqueo en 24 horas. El hombre tuvo que emigrar tierra adentro, y tal migración acaso dio origen al relato de un diluvio universal.
Todo ello evoca una espantosa catástrofe: enormes paredes de hielo que se desprendieron de la masa que avanzaba y luego se desplomaron en el río Mississippi, que los arrastró hasta el Golfo de Méjico. Al mismo tiempo, el clima cálido derritió el hielo y liberó más agua en dirección al Atlántico y al Pacífico.
Pero esta teoría no es nueva, Richard Hennig[12] ya había intentado hacer coincidir (en el año 1894) el diluvio con el período glacial, tratando de apoyar con tales razones la idea de que las grandes precipitaciones que habían ocasionado en el norte el aumento de los glaciares, habían dado lugar, en las regiones meridionales, a la aparición de grandes inundaciones.
1.4.- TEORÍA DEL DILUVIO POR VESTIGIOS FÓSILES
Según otra corriente de opinión, avalada por la Iglesia hasta bien entrado el siglo XX, el diluvio universal pudo responder, en su origen, sólo a la necesidad de explicar ciertas observaciones y evidencias geológicas y paleontológicas en un contexto cultural previo al actual análisis científico; análisis que descarta estas observaciones como prueba de un diluvio universal, al probar que tienen otro origen científico.
Estas observaciones, que equivocadamente pudieron dar origen a este mito serían, por ejemplo, las siguientes: el hallazgo de fósiles de origen marino (peces, equinodermos, moluscos, etc.) encontrados a mucha distancia del agua o a gran altitud sobre el nivel del mar, así como fósiles de seres extintos (mamíferos, dinosaurios, icnitas, etc.). Esta hipótesis postularía que este origen del mito sería reforzada por la supuesta universalidad de un diluvio, tan común y con tanta tradición en otras muchas civilizaciones no relacionadas con la judeo-mesopotámica.
1.5.- LA TEORÍA DEL DILUVIO DE LA HIDRO-PLACA
La hipótesis de la Hidro-placa ha tomado fuerza la teoría del científico creacionista Walter Brown[13], quien en 1980 explica cómo se produjeron los cambios geográficos y geológicos actuales, y cómo se produjo el diluvio. En los océanos había la mitad de agua que ahora, pero las aguas subterráneas que existían debajo de la corteza terrestre reventaron –como así se menciona en la Bíblica (Gn 7, 8)- aumentando el volumen de los mares. Al haber tanta agua, se ejercía una presión en la corteza terrestre que provocó que la Tierra se inflara como un globo.
Con la presión, hubo entonces una fisura en la Tierra. La fisura donde sale expulsada el agua se abre más, por lo que al convertirse en sedimentos se formó una elevación cordillerana (la posible cordillera sub-oceánica Atlántica) por la presión de las rocas bajo ella que hizo que la tierra a sus lados se fueran expandiendo como una tela estirada que se rompe.
La tierra que rodeaba la cordillera sub-oceánica se desplazó a hacia los lados, dividiendo la Tierra en continentes. Es lo que se conocen como hidro-placas. Cuando se doblaron hacia arriba formaron las montañas. Las que se moldearon hacia abajo formaron los grandes cañones y abismos del fondo del mar. Tan difícil ha sido explorar la Tierra que el hombre sabe más del espacio que de los propios océanos en nuestro planeta.
1.6.- EL DILUVIO EN LA CULTURA MESOPOTÁMICA
1.6.1.- El relato de Gilgamésh
El antecedente más claro del Noé bíblico es un antiguo mito sumerio que, más tarde, quedaría recogido en el poema épico conocido como “Epopeya de Gilgamésh”, un relato babilónico de principios del segundo milenio a. C. (hallado en las minas de la Biblioteca de Asurbanipal de Nínive en 1872) que recoge una antigua inundación o diluvio en la zona del Tigris y Éufrates.
El protagonista es Uta-Napishtim (maestro de la vida), que sobrevivió con toda su familia a bordo de un barco o arca (tras siete día de lluvia) que construyó por orden de Ea, dios de la Sabiduría. El texto dice así[14]:
(Tablilla XI, líneas 14-194). “Su humor llevó a los
grandes dioses a provocar un diluvio… El príncipe Ea (me dijo): haz subir el
barco a vivientes de todas las especies. Yo lo distribuí en siete pisos… Hice
subir el arco a toda mi familia y a toda mi familia política; hice subir a las
bestias de los campos, a los animales de la estepa y a todos los artesanos. Vi el
aspecto del tiempo: el tiempo tenía un aspecto espantoso. Entré en el barco y
cerré la puerta… El arma divina pasó sobre las gentes como un huracán. El
hermano ya no veía a su hermano. Los dioses tuvieron miedo del diluvio, se
retiraron y subieron a los cielos de Anu. Los dioses, acurrucados como perros,
se quedaron agazapados contra el muro exterior. Los dioses lloraban, sus labios
estaban cerrados…
El séptimo día, el barco se detuvo en el monte Visir. Hice salir una paloma; regresó: no había dónde descansar. Después envié una golondrina. Después partió un cuervo y vio que las aguas había disminuido; comió y no regresó. Entonces dejé salir (todas las cosas) a los cuatro vientos y ofrecí un sacrificio. Los dioses sintieron el buen olor; se apiñaron como moscas en torno al sacrificador. El dios Enlil vio el barco y montó en cólera… Alguien escapó con vida. Nadie debía sobrevivir a la catástrofe, Ea dijo al valiente Enlil: ¿Cómo pudiste sin razón provocar el diluvio?. Después Enlil nos bendijo: ¡Hasta ahora, Uta-Napistim era de naturaleza humana; en adelante, él y su mujer serán como nosotros: dioses¡.
Puesto que el patriarca Abraham era natural de Ur o Uruk (una de las ciudades más importantes de Babilonia), es fácil suponer que trasmitiera este antiguo mito o relato a sus descendientes (los clanes de Isaac y Jacob), que no tardaron en incorporarlo a su propia tradición tribal y, con ella, a la tradición oral que luego sería reutilizada en el libro del Génesis bíblico.
A pesar de las semejanzas materiales y puntos en común con el texto bíblico, existen también diferencias significativas entre ambos textos[15]:
· La versión babilónica es politeísta.
· El humor de los dioses (y no los pecados de los
hombres bíblicos) es la causa del diluvio babilónico.
· Un dios ayuda a los hombres, mientras que otro se encoleriza cuando ve que hay supervivientes; la Biblia, por el contrario, subrayará al final la benevolencia del Dios único
En el artículo anterior se puso
de manifiesto la influencia de los mitos antiguos en la cultura y religiosidad
del Pueblo hebreo a través de los clanes de los Patriarcas (Abraham, Isaac y
Jacob). La semana que viene analizaremos el significado teológico que estos
Patriarcas dieron tanto al mito del diluvio, como al relato del arca con Noé
como protagonista.
[1] Tollmann, Alexander y Edith. “Und die Sintflut gab
es doch. Vom Mythos zur historischen Wahrheit” (Droemer Knaur, Munique,
1993).
[2] Se ha teorizado que el diluvio pudo ser en realidad un
tsunami mediterráneo producido por el estallido del volcán Etna en la ribera
oriental de Sicilia. Una investigación publicada en 2006 sugiere que esto
ocurrió alrededor del año 6000 a. C. y causó un enorme tsunami que
dejó su marca en varios lugares del mar Mediterráneo oriental, por ejemplo, en
el asentamiento de Atlit Yam (Israel), hoy día bajo el nivel del mar, que fue
abandonado repentinamente alrededor de esa época.
[3] Turney, C.; Revista:
‘Quaternary Science Reviews’, p. 45. Como consecuencia de de la inundación de agua salada
del Mar Negro hubo un gran
desplazamiento de población entre los primeros campesinos humanos, que
hicieron posible una temprana expansión de la agricultura por el resto de
Europa.
[4] William Ryan y
Walter Pitman; “Noah´s Flood”. Para Ryan y Pitman esta teoría científica fue
transmitida oralmente por los supervivientes y dio lugar a las narraciones
mesopotámicas, que lo adaptaron a sus tradiciones. Además, según su
planteamiento, de la diáspora de los habitantes de la llanura donde ahora se
halla el mar Negro nacieron las diferentes civilizaciones antiguas, desde los
sumerios hasta los egipcios, desde las poblaciones semíticas de Mesopotamia a
los primeros indoeuropeos. Sin embargo, tal afirmación no va acompañada de
pruebas que puedan confirmar una teoría tan arriesgada, que pretende explicar
de forma muy esquemática el nacimiento de pueblos y civilizaciones tan diversos
entre sí.
[5] Según los difusionistas, las civilizaciones se han
desarrollado a partir de zonas o núcleos culturales estables. Estas zonas
serían la cuna de culturas primigenias, innovadoras y expansionistas que
difundieron su sabiduría a lo largo de la historia. Se dice que uno de los
padres del difusionismo europeo es el alemán Friedrich Ratzel
(1844-1904) que consideraba que todos los inventos se habían extendido por el
mundo desde "centros nucleares" por medio de migraciones. Los centros
difusionistas, habitualmente están asociados en el Viejo Mundo a
civilizaciones de grandes ríos (Nilo,
Tigris y Éufrates, Indo, Río Amarillo, etc.),
mientras que en el Nuevo
Mundo serían Mesoamérica
y los Andes.
Los difusionistas constataban la similitud de ciertas manifestaciones de
culturas inferiores con las de las grandes civilizaciones, llegando a la
conclusión de que aquéllas imitaban pobremente a éstas. Aún más, las grandes
civilizaciones antiguas, desde el Neolítico, al menos, eran las únicas zonas de
verdadera invención y progreso, desde donde se difundían por contacto,
migraciones o invasiones.
[6] Los creacionistas y los evolucionistas están en
desacuerdo con respecto al diluvio. Los creacionistas argumentan que la Biblia
es un documento de inspiración divina y que el relato del diluvio es un evento
histórico real, de naturaleza universal. Por otro lado, los evolucionistas han
respondido a la narración bíblica en diferentes maneras. Algunos lo han
rechazado desde el punto de vista histórico y lo han considerado indigno de ser
examinado seriamente.
[7] Wooley, L.; “Excavations at Ur: A Record of 12 Years'
Work” (1954).
[8] En este libro defiende que en los sucesivos estratos de
las excavaciones de Ur o Uruk ha podido descifrar una lista de reyes sumerios
(con sus dinastías) en el tiempo posteriores y anteriores al diluvio universal,
llegando hasta los orígenes del hombre. Los tiempos de reinado, tan solo de los
ocho primeros reyes sumerios prediluvianos, en cinco ciudades desaparecidas,
suman la desconcertante cantidad de 241.200 años. La siguientes dos dinastías,
posteriores al diluvio, de 23 y 12 reyes se extienden durante 24.510 y 2.310
años respectivamente. Su existencia solo pudo por entonces ser aceptada como
mítica, al igual que la de sus sucesores. Sin embargo no pasara mucho tiempo
hasta que Wooley excavando en la colina de El-Obeid en las inmediaciones de Ur
obtenga una evidencia cierta sobre la hasta entonces mítica existencia del
primer rey de la siguiente dinastía, la tercera posterior al diluvio llamada de
Ur, al comienzo del tercer milenio (3100-2980 AJC). Su nombre Mes-anni-padda es
a quien esta consagrado uno de los templos descubiertos en las nuevas
excavaciones, las inscripciones perduran en un bloque de piedra caliza de la
construcción, su reinado ha sido de tan solo 80 años.
[9] Emiliani C, Shackleton
N.J.; “The Brunhes Epoch: paleotemperature and geochronology”; 1974. Otro indicador del cambio. climático surgió a mediados
de la década de 1960, de los análisis de los núcleos de aguas profundas
realizados por Cesare
Emiliani. Los resultados indicaban que el momento en que las glaciaciones
ocurrieron estuvo determinado por
pequeños cambios orbitales de los ciclos de Milankovitch, es decir, las
variaciones orbitales se cree que son una de las principales causantes de los
periodos glaciales e interglaciales holocénicos. Si bien la luminosidad solar se mantiene prácticamente constante a lo largo de
millones de años, no ocurre lo mismo con la órbita terrestre.
Esta oscila periódicamente haciendo que la cantidad media de radiación
que recibe cada hemisferio fluctúe a lo largo del tiempo. Y son estas variaciones
las que provocan las pulsaciones glaciares a modo de veranos e inviernos de
largo período. Son los llamados períodos glaciales e
interglaciales. Hay que tener en cuenta varios factores que contribuyen a
modificar las características orbitales haciendo que la insolación media en uno
y otro hemisferio varíe aunque no lo haga el flujo
de radiación global.
[10] James Kennett sostiene que, hace unos 13 millones de
años, un antiguo cometa o meteorito impactó en Norteamérica dejando restos en
forma de diamantes microscópicos enterrados en la isla de Santa Rosa (en la
Costa de Santa Bárbara-California-Golfo de Méjico). Este hecho indica cambios
ambientales muy bruscos, como los causados por un fuego: "Hubo un
episodio importante de extinciones hace 12.900 años". Se estima que
unos 35 tipos de mamíferos, como los félidos dientes de sable, y 19 tipos de
aves desaparecieron de Norteamérica para siempre. "No se podría
explicar este conjunto de materiales sin un impacto cósmico y una serie de
incendios asociados". Esta hipótesis encaja con el enfriamiento
climático abrupto como el que ha quedado registrado en los sedimentos oceánicos
del Golfo de Méjico, bajo el canal de Santa Bárbara (que separa a la isla Santa
Rosa de California). Dicho enfriamiento tuvo lugar cuanto el polvo debido a los
múltiples impactos, las altas temperaturas y las altas presiones se elevó hacia
la atmósfera causando una caída drástica de la radiación solar.
[11] Hasta finales de 1960 y principios de 1970, cuando dos
naves oceanográficas norteamericanas extrajeron del fondo del Golfo de Méjico
varios núcleos de sedimento largos y delgados. Contenían conchas de diminutos
organismos unicelulares de plancton llamados foraminíferos. Mientras viven en
la superficie, estos encierran en su cubierta un registro químico de la
temperatura y la salinidad del agua. Cuando se reproducen la desechan y cae al
fondo. Un corte seccional del suelo lleva una relación de climas pasados que
acaso abarque más de 100 millones de años. Cada dos o tres centímetros pueden
representar un milenio de la historia de la Tierra.
[12] Hennig, R.; “Sintflut und Eiszeit in Naturwiss”,
1894.
[13] BROWN, W.; “In the Beginning: Compelling
Evidence for Creation and the Flood” (Año
1989).
[14] AUNEAU, J.; AUTANÉ, M.; GRUSÓN, P. ; THIRION, J. L. ; «Itinerario
por el Antiguo Testamento», pag. 22.
[15] BLÁZQUEZ, J. Mª.; Op.
Cit. “Dioses, mitos y rituales de los semitas occidentales en la antigüedad”,
p. 255.
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