LOS ÁNGELES Y SU SIMBOLOGÍA
Por: Álvaro López Asensio
Página Web: www.alopezasen.com
1.- TIPOLOGÍA DE LOS ÁNGELES BÍBLICOS
Después del exilio en Babilonia (a partir del 536 a.C.), Israel intensifica la fe en los seres angélicos por su relación estrecha con la religión de los pueblos circundantes (cananeos y asirio-babilonios). Su influencia hace que asuman sus cualidades trascendentes (Job 5, 1; 15, 15; Sal 89, 6-8; Zac 14, 5). A partir de entonces, la Biblia distingue claramente dos grupos o tipologías de ángeles:
A.- Se habla de los primeros como seres celestiales, que pertenecen a la corte de Dios (Job 1, 6) y tienen la misión de servirle y alabarle. Sin embargo, en los escritos más antiguos del de la Biblia no juegan ningún papel especial.
Son testigos de la creación (Job 38, 7) pero, como criaturas que son, pueden ser mediadores de la revelación (Zac 1, 9-11ss.; Ez 40, 3). Con frecuencia se habla de mensajeros de desgracia (Sal 78, 49), ángeles exterminadores (Ex 12, 23), mensajeros de la muerte (Job 33, 22; Prov 16, 14).
Una clase particular de este tipo ángeles son también los querubines, seres alados híbridos de hombre y animal (Gn 3, 24; Ez 1, 10; Sal 18, 11); y los serafines, que tienen seis alas (Is 6, 2).
En el libro de Daniel actúan como poderosas fuerzas intermedias que llevan también un nombre; existen arcángeles, ángeles guardianes y ángeles de las naciones, y otras miríadas de ángeles que están alrededor del trono de Dios (Dn 4, 10-14; 7, 10; 8, 16; 9, 21; 10, 5 ss.; 12, 1).
B.- A parte de estos primeros seres celestiales, en la Biblia también aparece la figura del ángel de Yahvé, el ángel de Dios, llamado (mal’ak). Se trata de un ser divino, al que Dios confía una determinada misión, tras la cual, su figura como tal desaparece totalmente. También ocurre a la inversa, pues las personas, después de encontrarse con el ángel de Dios, intentan averiguar su naturaleza (su nombre) (Jue 13, 17ss.).
El ángel de Dios se destaca casi exclusivamente como figura benéfica pues auxilia a Israel (Ex 14 19; Num 22, 23; Jue 6, 11ss.; 2Re 1, 3ss.) o a personas concretas (unión entre los seres humanos y Dios). Únicamente se vuelve contra Israel en (1 Sam 24, 17).
En ocasiones, no puede establecerse una distinción
entre Dios y su ángel: cuando se habla de Dios sin hacer referencia a las
personas, encontramos a Yahvé, pero
cuando las personas lo advierten, se habla de “ángel de Yahvé”. Con esto se protege la sublimidad de Dios (Gn 18;
Ex 23, 20ss.), es decir, sólo su ángel ha de ir con el Pueblo, pues la santidad
de Dios podría aniquilar a Israel y los individuos.
2.- LA ANGEOLOGÍA EN EL LIBRO DE DANIEL
El libro de Daniel es un auténtico tratado de angelología. Dentro de su apocalíptica considera la fe en los ángeles como la plenitud de la religiosidad y la presencia de Dios. Forman parte de su cortejo y su séquito, son sus mensajeros. Están en conexión con los astros, los elementos, las manifestaciones y fuerzas de la naturaleza, a los que rigen por mandato de divino.
Para Daniel, cada individuo tiene su ángel guardián. Para la custodia de las naciones existen los ángeles de las naciones (según Dn 10, 13-21; Miguel es el ángel de Israel). Además de nombrar arcángeles en (Dn 4, 6 y 7), también aparecen otras clases de ángeles: virtudes, dominaciones, tronos, principados, potestades y ángeles del culto.
3.- LA SIMBOLOGÍA DE LOS ÁNGELES
La catedral de Jaca y otros templos románicos representan numerosos ángeles en sus capiteles, canecillos. Las artes plásticas del románico mantienen una relación positiva con el tema de los ángeles. La iconografía deja claro que son mensajeros de Dios, quien actúa en favor de las personas, es decir, nos hacen llegar los misterios de Dios en el espacio y en el tiempo.
El románico ha consolidado, de un modo general, la costumbre de utilizar las figuras angélicas en los diversos períodos artísticos posteriores. Muchas personas que creen en un Dios personal, consideran superflua la devoción en los seres angélicos, porque lo importante es la fe en Dios. Pero la idea de los ángeles ayuda a todos a tender un puente entre la distancia que hay entre el cielo y la tierra, entre los incrédulos y los creyentes en Dios.
Pero podríamos preguntarnos si, en este mundo de superstición en el que vivimos, la preocupación especulativa y excesivamente fantasiosa por los ángeles, no contribuye a distraer el interés sobre Dios y sobre Cristo y si, en realidad, la fe no se está convirtiendo en una cuestión de segundo orden frente al poder mágico y benefactor de los ángeles.
No debemos confundir los términos. Lo importante es creer en Dios. Los ángeles hacen un servicio a la fe cristiana, ante todo, porque recuerdan la grandeza y profundidad de Dios que ha llamado a la existencia a mundos y criaturas (entre ellas a los ángeles) que están accesibles a las personas.
Los ángeles son mensajeros de Dios en el mundo, en el que realizan su voluntad y están al servicio de los hombres y mujeres. Aunque no debemos poner la fe en ellos, sin embargo, su devoción nos encomienda a Dios y, a través de ellos, nos protege, custodia y guía desde el cielo.
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