REBANADAS JUDIAS DE BERENJENA CON MIEL

Por: Álvaro López Asensio

Página web: www.alopezasen.com





Una de las recetas más sencillas que elaboraban los judíos aragoneses eran las rebanadas de berejenas, que se untaban con harina, se rebozaban con huevo huevo batido, se freían y se comían con miel por encima al gusto. Este plato no solo era muy fácil de hacer, sino incluso muy económico por la facilidad con la que se adquirían sus ingredientes.


Las leyes dietéticas judías, llamada cashrut, prohíbe comer en la misma ingesta o comida lácteos con carne. Este plato no lleva lácteo, por lo que se puede mezclar con guisos, fritos y asados que llevan carne permitida o caser: oveja o cordero, ternera o vaca, buey, pollo o gallina.


En la Edad Media, la berenjena era muy consumida por los judíos, hortaliza que asumieron de la dietética del Ál-Ándalus. Los cristianos no la comían por ser cosas de judíos. 


La inquisición preguntaba a los conversos secretos si la seguían comiendo en la intimidad del hogar, ya que era una prueba fehaciente de judaizar y, por consiguiente, de ser condenado por vivir como judíos. También preguntaban a las sirvientas de dichos conversos si sus amos las cocinaban o si les mandaban preparar las recetas que hacían sus antepasados judíos en los fogariles de la judería.


Tras la expulsión de 1492, la berenjena ya no fue cosas de judíos, porque se habían marchado y no eran un riesgo para la fe cristiana de los conversos, a los que incitaban a judaizar. Por esta razón, a lo largo del siglo XVI, su consumo se normalizó en la dieta cristiana por influencia de los conversos.


IINGREDIENTES:

 

  • 1 berenjena grande.
  • 2 huevos de gallina sin defectos y manchas.
  • Miel(al gusto)
  • Harina.
  • Azúcar de caña o miel (al gusto).
  • Sal (al gusto).
  • Aceite de oliva.

PREPARACIÓN:

 

  1. Eliminamos la cabeza de la berenjena.
  2. La lavamos y cortamos en rodajas finas horizontales o verticales, según se prefiera.
  3. A cada rodaja, le echamos una pizca de sal por encima (al gusto).
  4. Después, las rebozamos en harina y untamos en los huevos batidos.
  5. En una sartén con aceite de oliva las freímos, a fuego muy lento y por las dos caras, hasta que se doren un poco y estén crujientes al paladar. Tendremos mucho cuidado de que no se quemen.
  6. Podemos comerlas como plato único con un poco de miel por encima.
  7. Si se utilizan como guarnición para carnes o pescados, no llevarán miel, sino que se comerán fritas en la sartén.
  8. Si no las utilizamos como guarnición, podemos comerlas solas con. Listas para comer.

NOTA:

 

También se pueden cortar y freír en forma de palitos finos y delgados, como nuestras patatas fritas.

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