DESCRIPCIÓN DE LAS SINAGOGAS MEDIEVALES
Por: Álvaro López Asensio
Página web: www.alopezasen.com
1.- LA APARIENCIA EXTERIOR DE LAS SINAGOGAS ARAGONESAS
No se conservan vestigios de edificios sinagogales en Aragón hasta el siglo XIV. En algunos lugares aún se conservan calles o edificios con el nombre de “sinagoga” o “sinoga”, lo que evidencian donde estuvo su antigua ubicación. Las características de las sinagogas medievales de la Península Ibérica (Corona Castilla, Corona de Aragón y Navarra) fueron comunes:
1.- En la Edad Media, la construcción de una Sinagoga no fue fácil, ya que requería de la autorización del rey, además de las correspondientes licencias eclesiásticas. Lo mismo sucedía para las reformas o ampliación de las existentes.
2.- El Talmud prescribe que las sinagogas deben construirse en el lugar más alto de la ciudad o judería (Tos Meg 4, 22-23). Si esto no era posible, que «la sinagoga supere en altura a los edificios colindantes» (TB Sab 11a), porque “cualquier ciudad cuyos tejados sean más altos que la sinagoga, será destruida” (TB Saplía). Para evitarlo, se alzaba sobre el tejado de la misma un mástil de madera que sobrepasase la altura de los edificios aledaños.
3.- La sinagoga, tal y como prescribe el Talmud, tiene que estar orientada hacia el Este geográfico, para que el fiel pueda orar mirando hacia Jerusalén: «Los que se encuentren fuera de la tierra de Israel deben volver su corazón hacia la tierra de Israel; los que estén en Israel volverán su corazón hacia Jerusalén, y en Jerusalén hacia el Templo... En consecuencia, aquellos que están en el norte de Jerusalén volverán su rostro al sur; los que están en el sur hacia el norte; los del Oeste, hacia el Este, de modo que todo Israel rece (orientado) hacia el mismo lugar» (Tos Ber 3,15-16). En este muro oriental estará ubicado el armario de la Torá, llamado "Arón Torá" o "Tebáh Arón".
4.- La sinagoga debe tener obligatoriamente ventanas, igual que la casa donde oraba el profeta Daniel: «Cuando Daniel se enteró de la promulgación del decreto, subió al piso superior de su casa, que tenía ventanas orientadas hacia Jerusalén. Y arrodillando oraba dando gracias a Dios tres veces al día, como solía hacerlo» (Daniel 6,11).
En efecto, el Talmud prohíbe rezar en una habitación sin ventanas (TB ber 34b). La Halajá establece que las paredes que se construyan junto a las ventanas de la sinagoga deben ser demolidas, incluso prohíbe edificar a menos de seis pies de distancia (metro y medio de anchura) ya que «la sinagoga necesita mucha luz» (S Ar OH 150,4).
5.- Por regla general, las sinagogas tienen dos puertas de entrada, una
para los hombres (que daba acceso al patio o Azara y de allí a la sala de oración) y otra para las mujeres y
niños (que daba acceso directo al matroneo mediante un ramo de escaleras y sin
pasar por el patio sinagogal). Las sinagogas pequeñas y con problemas de
espacio no tienen patio, sino dos puertas de acceso inmediato: una a la sala de
oración y otra al matroneo, respectivamente.
2.- EL INTERIOR DE LAS SINAGOGAS ARAGONESAS
La disposición de su espacio interior giraba, como era tradicional, en torno a cuatro ejes fundamentales: el armario de la Torá, la tribuna o bimáh, los asientos o sedes, y el lugar reservado a las mujeres y niños[1] o matroneo.
1.- El armario de la Torá. En el muro Este (el que mira a Jerusalén) se encuentra el "Tebáh Arón" o Armario de la Torá[2], en cuyo interior se guardaba el "Sefer Torá" o rollo de la Torá[3] y algunos textos de los profetas o Haftaráh.
Junto al armario se abre la Genizáh, una hornacina o cámara oculta donde se guardan los objetos deteriorados y en desuso que habían servido para el culto sinagogal. La genizáh (del arameo, “GNZ”, ser preciso, estar oculto) es la cámara de la sinagoga en la que los judíos poseían los manuscritos de los libros sagrados ya inservibles para el uso litúrgico, a fin de enterrarlos después de cierto tiempo en tierra sagrada y preservarlos de cualquier profanación o corrupción.
Era obligatorio que delante del Arca ardiera constantemente la luz perpetua de una lámpara o "Ner Tamid", que se alimentaba de aceite de oliva puro.
Por el año 1479, el converso bilbilitano Jorge de la Cabra solía enviar a menudo a su moça o sirvienta, Anthona, con olio (aceite) a casa de su amigo y médico don Tradoz Constantin y “levava una rova o media lo qual le levava en un cantaro(4)” y allí le decía «Anthonica y finte effa oliera deffe olio que trae e lieva lo a la sinoga... y davalo a un judio viexo cuyo nombre no sabe falvo que era viexo y cano y no grande fino hombre de media eftatura», era el rabino de la sinagoga.
Es curioso comprobar que, en la licencia de reedificación de la Sinagoga Menor de Calatayud[5], fechada el 25 de Septiembre de 1368, el Obispo de Tarazona autoriza a hacer «al mismo tiempo armarios para los libros de la Ley, las vestiduras sagradas y candelabros o lámparas de acuerdo con las normas (midrás) de Rabí Samuel o los textos sagrados», sin detallar la distribución de estos espacios litúrgicos.
Aunque no es esencial, se suele colocar delante del Armario de la Torá la menoráh o candelabro de siete brazos, en recuerdo del candelabro mandado construir por Yahvé para iluminar el Arca de la Alianza. La menoráh nunca se enciende en los oficios religiosos, sino que es un elemento decorativo y un signo de la presencia de Dios en medio de la congregación.
2.- La tribuna donde se lee la Torá. La tribuna o Bimáh -llamada también thevá o púlpito. La tribuna contaba con un atril o kursya que sirve al lector para apoyar los rollos de la Torá (TB Meg 26b). La bimáh era una plataforma elevada, una especie de púlpito o tribuna con barandilla y atril de madera desde donde lee y proclamaba la Torá y la Sagrada Escritura con su posterior explicación (S Ar Oj 150, 5). En la actualidad la bimáh se denomina también Al-Memar, forma truncada del árabe Al-Mimbar con la que se designa la cátedra o púlpito que sirve en las mezquitas para la predicación. La costumbre moderna de colocar la bimáh en la parte delantera de la sinagoga (frente al armario y los asientos detrás) provocó al principio mucha oposición (S Ar OH 150,5). En 1886 los rabinos de Hungría y de Gales dictaron herem (pena de excomunión) contra esta práctica. Sin embargo, arraigó con fuerza en Estados Unidos.
La ubicación de la Bimáh no tenía reglas fijas. Para el cabalista de Sefarad, Juçe Caro[6], su posición podía cambiar según el lugar y el tiempo (Sefer Misnáh a Yad, Tef 11, 3).
La sinagoga de Calatayud tenía, como es habitual, su tribuna donde se leía la Torá y los textos sagrados. El 8 de marzo de 1488, el judío de Calatayud, Vidal Benpesat, declara ante el tribunal de la inquisición que juzga a Simón de Santa Clara, que “oyo el presente testimonio deposante que el dicho Simon de Sancta Clara que cantava en ebrayco las vendiciones que dize hun muchacho judio en la sinoga cada sabado despues que ha leydo el rabí en la tribuna en la Tora[7]”.
3.- Los asientos de la sinagoga. Los asientos o Sedes de las sinagogas se distribuyen en bancadas por toda la nave, orientados siempre hacia el muro Este donde estaba el Armario de la Torá. En algunas aljamas se adjudicaban por medio de comités especiales[8] creados especialmente para estas ocasiones. En otras eran vendidos en propiedad, variando el precio según su proximidad al armario de la Torá y a la categoría de la sinagoga.
El rey de Aragón, Pedro IV, otorga al judío de Zaragoza, Gazella Avenarama (artesano de Perlas), el permiso de construirse para él y su descendencia dos asientos: “aliguen locum propium ad sedendum deputatum[9]” (algún lugar propio donde sentare separado), junto al portal cerrado por una pared de la Sinagoga de Calatayud.
4.- El lugar reservado para las mujeres y niños. El Talmud dice que “la mujer no puede leer la escritura por respeto a la congregación” (TB Meg 23a; Tos Meg 4,11). Por ello, las sinagogas tienen reservado un espacio separado o matroneo (ezrat nashim) para que puedan desde allí (junto con los niños y los goyim o gentiles) participar de la oración y de las diferentes celebraciones litúrgicas.
Es un rasgo antiguo y característico de la sinagoga tradicional. Sigue la estructura establecida en el Templo de Jerusalén, que tenía una “ezrat nashim” (espacio reservado a las mujeres) para evitar toda ligereza, falta de decoro o conducta inapropiada entre los hombres y mujeres que acudían a diario al Templo sagrado.
Las sinagogas medievales adoptaron las dos soluciones empleadas en las sinagogas antiguas de Palestina: en unos casos, se conservó la costumbre de construir matroneos elevados (una especie de galería a modo de coro, como en las sinagogas de Toledo o Córdoba[10]; en otros, se habilitó un espacio o habitación bajo el piso de la sala de oración o al mismo nivel, siempre separada de ella mediante cortinas o muros. Los judíos aragoneses prefirieron construir sus matroneos en espacios o coros elevados, bien frente al armario de la Torá (en el muro Oeste de la nave sinagogal), bien en uno de los muros laterales, al estilo de la sinagoga de Híjar.
5.- El patio de acceso o azara. Tras cruzar el umbral de la puerta o puertas exteriores se accedía directamente a la azara o patio de la sinagoga, un atrio donde había una pila con agua para que los varones se lavasen las manos y cara (abluciones) antes de entrar a la sala de oración. Las mujeres entraban por una puerta diferente con acceso directo al matroneo. Parece que el patio de la sinagoga Mayor de Calatayud no estaba al aire libre, sino que era un espacio interior. Sobre él estaba el matroneo con acceso directo por la puerta de las mujeres.
El tribunal de los dayyanim o jueces de la aljama judía de Calatayud celebraban sus juicios en “la azara de la sinagoga Mayor”, como así hicieron cuando presidieron un juicio entre el bilbilitano rabí Açach Arama y el judío zaragozano Noha Chinillo[11], en el año 1489.
6.- La decoración interior de la sinagoga. Aunque su apariencia exterior era modesta, la belleza se concentraba generalmente en el interior. No hay que olvidar que tanto la Torá (Dt 4, 15-20) como las prescripciones rabínicas contenidas en la Misná (Az 3, 1 San 7, 6) prohíben expresamente representar figuras humanas y de animales para no incurrir en el pecado de idolatría, de ahí que las sinagogas carezcan por completo de cualquier imagen que pueda ser susceptible de culto.
La idolatría está prohibida en la Torá desde que el pueblo adoró al becerro de oro en el monte Sinaí: “Tened mucho cuidado de vosotros mismos: puesto que no visteis figura alguna el día en que Yahvé os habló en el Horeb de en medio del fuego, no vayáis a pervertiros y os hagáis alguna escultura de cualquier representación que sea: figura masculina o femenina, figura de alguna de las bestias de la tierra, figura de alguna de las aves que vuelan por el cielo, figura de alguno de los reptiles que serpean por el suelo, figura de alguno de los peces que hay en las aguas debajo de la tierra. Cuando levantes tus ojos al cielo, cuando veas el sol, la luna, las estrellas y todo el ejército de los cielos, no vayas a dejarte seducir y te postres ante ellos para darles culto. Eso se lo ha repartido Yahvé tu Dios a todos los pueblos que hay debajo del cielo, pero a vosotros os tomó Yahvé y os sacó del horno de hierro, de Egipto, para que fueseis el pueblo de su heredad, como lo sois hoy” (Dt 4, 15-20) .
Su interior era adornado con lujosa ornamentación vegetal y frases de textos bíblicos (costumbre de tradición islámica), motivos que ayudaban al piadoso judío a caer en la cuenta que es un lugar de alabanza y encuentro con Dios.
Esta decoración la realizan los bonfullas[12],
un oficio que desempeñan algunos judíos para decorar las sinagogas y demás
edificios públicos. Los bonfullas
repujan hojas y escenas vegetales en una gruesa capa de yeso para repujar y
ornamentar las pareces. La palabra aragonesa fullat significa follaje, por lo que bonfulla significa “buen
hacedor de hojas”.
[1] LOPEZ
ASENSIO, A.; Op. Cit. “Sabiduría judía de Calatayud y Sefarad”,
p. 144 ss.
[2] El Arca
es un cofre, caja o armario donde se guardan los rollos de la Toráh (a veces también algunos rollos de los profetas o Nebiim). Los rollos de la Toráh están custodiados
en unos estuches o theké y se
envuelven en unos lienzos de lino. El
volumen de la Toráh se enrolla alrededor de dos palos o cilindros de madera,
llamados hayyim (arbol de la vida).
El Arca de la Torá es llamada en hebreo Tebah
Aron y a veces Aron ha-kodes
(Arca santa), mientras que en arameo es la Tebuta
o Arona (TB Sab 32a). La tradición
rabínica la llama Tebáh como abreviación de Tebáh
sel Sefarim (arca o cofre de libros). El término Arón (Arca) alude al Arca de la Alianza que guardaba las tablas de
la Ley (Ex 25,10; Nm 10, 35-36; 14,44), apareciendo raramente en las fuentes
rabínicas.
[3] El
rollo de la Torá contiene los cinco primeros libros de la Tanak o Biblia hebrea (Génesis, Exodo, Números, Levítico y
Deuteronomio). El Rollo de la Ley está escrito bajo una serie de
prescripciones: se ha de escribir por unos escribas especiales (soferim) sobre pergaminos debidamente
preparados con pieles de animales declarados Casher o puros (Lev. 11, 1-9).
Las hojas de pergamino, debidamente ensambladas, forman una tira que va
sujeta a ambos extremos por unos palos que permiten su fácil enrollamiento.
[5] ASCZ, caja 6, Proceso contra Isabel Lunell,
pag. 6 vto. Isabel Lunell fué juzgada
por el tribunal de la inquisición de practicar ritos y ceremonias judáicas,
posiblemente influenciada por la familia conversa de su marido Jorge de la
Cabra, benefactor de la iglesia de San Pablo.
Anthona fue una de las testigos que declaró en su contra. Al final del
proceso Isabel quedó absuelta.
[6]
SAENZ-BADILLOS, A., y TARGARONA BORRAS, J.; “Diccionario
de Autores judíos”. Juçe Caro
(1488-1575) nació en Sefarad (España), fue autor de «Shulhan Arukh» manual práctico sobre todos los aspectos de la vida
religiosa judía, pero también de un curioso y apasionado diario en que anotaba
sus experiencias extáticas reveladas por un Maggid
o Ángel mensajero de las potencias celestes. El ejemplo de Caro resulta
particularmente instructivo, pues demuestra la posibilidad de conjugar la
erudición rabínica (Halakáh) con la
experiencia mística de tipo cabalístico, de tal manera que hallaba en la cábala
tanto unos fundamentos teóricos como un método práctico para obtener el éxtasis
y asegurar así la presencia del Maggid.
Murió en Safed, en la región de la Galilea, al norte de Israel. Su tumba es hoy
motivo de veneración por los seguidores del movimiento místico y cabalístico. Aun se conserva en Safed su
sinagoga original siendo esta un prototipo de lo que fue la sinagoga hispana
del siglo XV.
[7] AHPZ, Caja 12, Nº 7; Proceso
inquisitorial contra Simón de Sancta Clara, p. 62 vto.
[8] CANTERA
BURGOS, F.; op. cit. «Las sinagogas españolas» p. 10ss.
[9] ACA,
Real Cancillería, Reg. 885, fol 8. “Nos
Petrus, rex Aragon… attendientes per te Gazella Avenarama de domo nostra,
perlerium, judeum civitatis Cesarauguste, nobis fuiste expsitum reverenter,
quod in sinagoga judeorum Calatayubii est quoddam portale cumm pariete clausum,
ad latus cuius intra est locus vacuus, n quo possent due sedes fieri
competenter, qui quidem locus non est aliquii assignatus, et tu non habes in
iposa sinagoga aliquen locum proprium ad sedendum deputatum. Ideo. Pro gratis
servitiis per te predecessoribus nostris et nobis impensis te volentes prosequi
graciose, cum presenti damus et concedimos tibi, dicto Gazella, quod sino juris
preindicio alieni in dicto loco vacuo ipsisus sinagoga possis facere seu
construere aut constui facere duas sedes, que sint tue et predecessorum tuorum
imperpetuum et de eis ad vestram possitis facere voluntatem”.
[10] CANTERA
BURGOS, F.; «Las sinagogas españolas»,
p. 20ss.
[11] LOPEZ
ASENSIO, A.; Op. Cit. “Sabiduría judía…”, p. 223.
[12] APNC,
tomo 47, 1471, Leonar de Sancta Fe, p. 248 vto.
Los judíos residentes en esos momentos en Calatayud, pero oriundos de la
ciudad castellana de Medina del Campo, Açach Avençur y Mosse Beçudo, firman
capitulaciones laborales para ponerse con el pintor bilbilitano Joahn Rins para
aprender la técnica del aguafuerte para dorar y platear. VEASE TAMBIEN: LOPEZ
ASENSIO, A.; “La judería de Calatayud”,
p. 313.
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