¿EL SANTO GRIAL DE LA JACETANIA ES EL VERDADERO?
Por: Álvaro
López Asensio
Página web: www.alopezasen.com
Imágenes del Santo Grial de León
La tradición aragonesa dice que el Santo Grial fue traído de Roma a Huesca por mandato de San Lorenzo antes de ser martirizado. Con la conquista musulmana se trasladó de manera itinerante a San Pedro de Siresa, Bailo, San Adrián de Sasabe, Jaca, San Juan de la Peña, Zaragoza y Valencia, donde actualmente se custodia en la Catedral.
Pero existe una tradición de otro Santo Grial que parece estar mejor documentada y cuya historicidad es más creíble: el Santo Cáliz de León. ¿Cuál de estas dos tradiciones es la verdadera? ¿Qué cáliz es el verdadero que utilizó Jesús de Nazareth en la última cena cuando celebraba la Pascua Judía?
El término grial parece ser una derivación al francés de la palabra latina “gradalis”, plato o copa grande que se sirve en un determinado momento de una comida. En la Baja Edad Media comienza a denominarse “San Greal”, que equivaldría a elevarlo a la categoría de objeto sagrado, y de este término se acuña el “Sang Réal”, es decir, “Sangre Real”.
El grial es la reliquia más preciada de la cristiandad. El Sato Grial es la copa utilizada por Jesucristo durante la última cena con sus discípulos; la misma con la que se afirma que José de Arimatea (el propietario del sepulcro en el cual fue depositado el cuerpo de Jesús) recogió la sangre derramada de Cristo. Al grial se le atribuyen propiedades curativas, dar la vida eterna, dotar de conocimiento y sabiduría, poder de resucitar a los muertos, alimentar un ejército entero, etc.
LEYENDAS SOBRE EL SANTO GRIAL
Las numerosas leyendas medievales que surgieron en torno al Santo Grial se centran en las aventuras de nobles caballeros que intentaban localizar tan preciada reliquia. La primera menciónaparece en una narración sobre Perceval, denominada “Le conte du Graal”, escrita por Chrétien de Troyes en 1159.
En 1202, el poeta francés Robert de Boron y el alemán Wolfram Von Eshenbach, lo mencionan en los poemas “Joseph D’Arimathie” y “Parzifal”. En ambos poemas, el Grial es ya el Santo Grial, afirmando su enorme valor espiritual por ser la copa usada por Jesucristo. El grial se convierte en un símbolo del espíritu de la cristiandad.
EL SANTO GRIAL DE JERUSALÉN
Nos situamos en el reino de Castilla-León, en la Península Ibérica, a mediados del siglo XI. Los reyes Fernando I el Grande, conde de Castilla, y doña Sancha de León ostentan el gobierno de dicho reino desde el año 1037. Entre las líneas directrices de su política hay una clara voluntad de ampliar los territorios de su reino, ejerciendo frente a sus territorios vecinos la práctica del “dame oro y no te ataco”.
Fernando asedia el reino de taifa de Valencia en 1065 y su rey, Abd al-Malik ben Abd al-Aziz al-Muzaffar Nizam al-Dawla, pese a resistir un duro asedio y luchar en la batalla de Paterna, acabó siendo derrotado. El emir de Denia, Alí ibn Muyahid ad-Danii, ve en Fernando un peligroso riesgo y opta por seguir una política de acercamiento pacífico a la Corona de León que evite cualquier movimiento invasivo.
En ese mismo tiempo, Egipto había sido asolado por una terrible hambruna desde 1055 y el emir de Denia llevaba bastante tiempo enviando al sultán de El Cairo barcos cargados de alimentos para paliar la difícil situación. Como recompensa a tan difícil situación. Como recompensa a tan noble gesto y para expresar su gratitud, el sultán de El Cairo le dice al emir que le pida lo que desee y éste le contesta: “Dame el cáliz de Cristo que está en Jerusalén, porque quiero entregárselo al Rey de León, Fernando I el Magno”.
Tal petición causó tanta sorpresa al sultán que le pide explicaciones sobre su motivación para realizar semejante regalo a un cristiano. El emir de Denia le responde sobre la necesidad de su emirato de forjar una alianza fuerte con el rey cristiano para asegurar la paz y la continuidad de su pequeño reino.
SALADINO Y EL CALIZ DE JESUCRISTO
Crónicas de Saladino conservadas en el museo de El Cairo contienen un documento en el que se narra que una de sus hijas enfermó gravemente y no habiendo encontrado remedio a su dolencia, pidió que le llevaran la copa sagrada porque había trascendido su carácter curativo. Saladino tenía entre sus hombres de mayor confianza a un templario de origen castellano-leonés, al que le confiaría la educación y tutela de sus sobrinos después de su muerte. Fuera o no, por consejo del templario, lo cierto es que Saladino ordenó que la copa le fuera llevada.
Ante esta situación, el guardián de la reliquia, que también tenía a su cargo custodiar las llaves de la Basílica del Santo Sepulcro desde mediados del siglo VII, por tratarse de un musulmán perteneciente a una de las familias suníes más antiguas de Jerusalén, tomó una decisión salomónica y antes de enviar la copa al sultán de El Cairo para su posterior envío a Denia, la propinó un certero golpe con el fin de fragmentar un pedazo de la misma que pudiera enviar a Saladino y cumplir así la petición por este realizada.
Al golpear la copa, arrancó una esquirla del vaso de ónice, esquirla que viajó hasta la corte de Saladino. Éste colocó sobre el cuerpo de su hija el fragmento y según las crónicas escritas relatan, la muchacha quedó sanada. El fragmento fue llevado al Tesoro del Islam, donde se dice que se conserva desde entonces.
EL SANTO GRIAL LLEGA A LEÓN
Todas las fuentes cristianas de la época (armenios, ortodoxos, siríacos) registran en sus archivos que desde el año 400 d.C. hasta el siglo XI, la copa de Cristo había estado guardada en un capilla de la Basílica del Santo Sepulcro.
En el año 1066, doña Urraca, señora feudal de Zamora e hija de Fernando I el Grande, recibe la copa de Jesucristo por parte del emir de Denia. La infanta dona sus joyas personales y su propia corona para crear, a la vez que ocultar, una de las reliquias más veneradas de la cristiandad, siendo conocida como el cáliz de doña Urraca y custodiada en la colegiata de San Isidoro de León, donde permanece en la actualidad.
Esta narración ha sido investigada y sacada a la luz por dos profesores de la Universidad de León; los historiadores: Margarita Torres y José Miguel Ortega del Río, en su libro “Los reyes del Grial”.
Se trata de un cáliz-relicario en el que ocultaría el Santo Grial bajo la forma de un cuenco de ónice d la época romana de Cristo. Esto dará sentido al hecho de que en la bóveda del Panteón de San Isidro de León, el mausoleo donde yace la familia real, se pintarán unos sorprendentes frescos cuyo tema es la última cena (todos los apóstoles sostienen una copa blanca menos Jesús, a quien Marcial el copero presenta un cuenco oscuro), aludiendo directamente a la reliquia ahí conservada. En el año 2010 la copa fue desmontada para la realización de una réplica y pudo apreciarse que le faltaba una esquirla, lo cual encaja con la historia de que esta fue enviada a Saladino.
Hay
que tener muy presente que cualquier afirmación sobre una reliquia debe partir
de la propia naturaleza de la misma, es decir, de su condición de reliquia,
cuya autenticidad no corresponde dilucidar a ningún narrador, pues no es un
asunto de conocimiento, sino que discurre en el plano de la fe. Ninguno de los
cálices que se adoran como el Santo Grial -en diferentes lugares de la Europa
cristiana- han obtenido el expreso reconocimiento de la Iglesia acerca de una
indubitada autenticidad, sin menospreciar su valor como reliquias históricas e
incluso ser objeto de veneración.
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