RESTOS MEGALÍTICOS DEL PIRINEO

 Por: Álvaro López Asensio

Página web: www.alopezasen.com


Dolmen de Ibierque (Huesca)

Este artículo pretende potenciar las estructuras megalíticas del Pirineo y crear rutas turísticas que, junto al senderismo, sean una oferta más para atraer visitantes y vertebrar el territorio de la montaña. Las comarcas de la Jacetania, Alto Gállego, Sobrarbe y Ribagorza deben tomar buena nota de la riqueza patrimonial que tienen, señalizarla y adecentarla; deben plantear proyectos de futuro alternativos que recuperen la historia y sean signos de identidad para el alto pirineo, un orgullo del Aragón que queremos.

1.- RESTOS MEGALÍTICOS DEL PIRINEO

No hay restos arqueológicos del hombre primitivo en estas tierras del Alto Pirineo. En sus cuevas no han aparecido, por el momento, vestigios que confirmen que se cobijaron atraídos por la abundante caza de sus valles.

Durante el tercer milenio antes de Cristo, los pueblos indoeuropeos provenientes de Centro Europa, aprovechando los itinerarios naturales de los valles del Aragón, Acumuer y Tena, se establecieron en las actuales tierras de la Jacetania y Serrablo. Los abundantes pastos de hierba hicieron que dejaran su vida nómada y asentarse en pequeños poblados para apacentar y criar el ganado.

En el pueblo de Orante se encuentra la ermita de San Benito. Está orientada al Oeste, algo inusual en un templo cristiano que proviene de la Edad Media. Esta rareza tiene una explicación: el muro Oeste perteneció a un centro religioso de los pobladores indoeuropeos de origen céltico (¿Druidas?). En él se puede apreciar aún una ventana cuyas jambas son dos piedras planas verticales que miran a la puesta del sol en el solsticio de invierno (21 de diciembre) y en el solsticio de verano (21 de junio). Este centro era también un antiquísimo observatorio astronómico de estos pobladores indoeuropeos.

 Esta cultura nos ha dejado en Serrablo algunos dólmenes que confirman sus creencias religiosas al Dios-Sol (su entrada está orientada a la salida del sol, hacia el  Este geográfico) y en la vida después de la muerte. Están construidos con piedras de gran tamaño, colocadas en posición vertical, con otras colocadas encima en posición horizontal. Los monumentos megalíticos están cerca de cuevas, resguardos naturales y, por descontado, de fuentes y manantiales, lo que confirma la idea de que la muerte es un renacer hacia una nueva vida representada en la luz del sol. 

Estos monumentos megalíticos los encontramos en las inmediaciones de la ermita-cueva de Santa Elena de Biescas (donde hay un paraje protegido por una fuente intermitente que los naturales del lugar conocen como la Gloriosa de Santa Elena); por los alrededores de la ermita de San Ordesa (junto a cavidades o balmas a la entrada del Parque Nacional); por la cueva de los Moros de Bergua[1]; y también por el valle del Aragón (o en el del Aragón Subordán) con los círculos de piedra de Guarrinza[2]. Todos estos lugares sagrados se convirtieron en eremitorios durante la Edad Media.

A partir del segundo milenio antes de nuestra Era, Iaka (Jaca) era el pequeño y principal núcleo poblacional de referencia de estos pueblos. Desde allí se vertebraba el territorio mediante la fuerza militar y se garantizaba la seguridad de sus gentes con la vigilancia de los caminos. Este lugar se convirtió en el centro donde se prestaban los servicios más esenciales, se intercambiaban productos de primera necesidad y se realizaban las compraventas de ganado como medio para ganarse la vida.

2.- LOS DÓLMENES DE BIESCAS

Las primeras referencias sobre la existencia de dólmenes prehistóricos en Santa Elena (Biescas) la advirtió Herraiz en 1933. Con posterioridad, fueron también estudiadas por el profesor Almagro y el Dr. Pericot, quienes los llamaron sepulcros megalíticos.

 Se trata de dos cistas o tipos de construcción megalítica muy sencillas, usadas como enterramiento colectivo de un pueblo de pastores de cultura muy rudimentaria. Se componen de dos grandes losas que hacen de paredes laterales con otra menor de frente o trasero, cubiertas por una cuarta de gran tamaño para cerrar el techo. Su orientación está dirigida al Este, justamente por el sitio por donde sale el sol en el horizonte[3]. Se pueden datar del segundo milenio antes de Cristo.

 3.- EL DOLMEN DE IBIERQUE

La fotografía de portada pertenece a un dolmen de Ibierque. Este vestigio megalítico se encuentra en la parte superior de la sierra de Bail, cerca de Nocito. El dolmen, muy poco conocido, se compone de tres losas que hacen de soporte a otra que sirve de cubierta. Tiene planta trapezoidal y sus medidas son, 1,57 metros de altura, 1,75 de anchura en el fondo, 1,57 metros de anchura en el umbral y 2,32 metros de profundidad[4]. La entrada está parcialmente cerrada en sentido lateral. El túmulo ha desaparecido casi en su totalidad. 

Está orientado hacia la salida del Sol y fue utilizado como enterramiento de un notable personaje, ya que el culto megalítico tiene un claro fin individualista. Los especialistas lo han fechado alrededor del segundo milenio antes de Cristo.

Materiales encontrados: fragmentos cerámicos de color rojizo en el exterior y de color gris en el interior; cuchillo de sílex blanco y hachas pulimentadas; así como la mitad de un tubo de hueso. 

4.- OTROS DÓLMENES DE SERRABLO

Aunque menos conocidos, en Serrablo hay otros restos megalíticos de gran valor patrimonial, artístico e histórico:

  • Dolmen de las Tallatas en Bentué de Nocito. Es muy semejante al de Ibirque y al de Palomer, en el río Guatizalema. Tiene dos piedras o jambas de pié y una losa de tapadera[5].
  • Entre Caldearenas y Aquilué se han hallado hachas pulimentadas. 
  • En Yebra de Basa, un cuchillo de sílex.
  • En Sallent de Gállego está el dolmen de la Corona de Farallona.
  • En el barranco del Furco, en Sallent de Gállego, un crómlech[6] compuesto por tres círculos de piedra de 8 a 4,5 metros. de diámetro y alineados -de oeste a este- a 1625 metros de altitud.
  • En Cantal de Formigal, un túmulo de 4 metros de diámetro, a 1895 metros. de altitud.
  • En el ibón de Culibillas de Formigal, un túmulo. 
  • En el ibón de Espelunciecha de Formigal otro túmulo de 3,5 metros. de diámetro, situado 1950 mts. de altitud.
  • En el Anayet un crómlech del Neolítico. (según Acín y Rey).
  • En Tramacastilla de Tena túmulos, dólmenes y crómlech.
  • En Piedrafita de Jaca un túmulo.



[1] SATUÉ OLIVAN, E.; “Hagiotoponimia y proceso de arraigo del cristianismo en Serrablo”, en revista Serrablo Nº 97 (Septiembre de 1995).

[2] BUESA CONDE, D.; “La diócesis de Jaca, Historia eclesiástica de un territorio”, Huesca, 2016, p. 16 y 27.

[3] GARCÉS CONSTANTE, J.Mª.; “Los dólmenes de Biescas. Los primeros monumentos megalíticos altoaragoneses fueron local en la alta cuenca del Gállego”, en revista Serrablo Nº 16.

[4] BUESA CONDE, D.; “El dolmen de Ibirque”, en revista Serrablo Nº 13 (Septiembre de 1974)

[5] LATAS ALEGRE, O.; “O dolmen d’As Tallatas en Bentué de Nozito”, en revista Serrablo Nº 173 (Noviembre de 2015).

[6] Cromlech es un monumento megalítico formado por una serie de menhires que cierran un espacio de terreno de figura elíptica o circular.

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