LOS JUDÍOS
EN LA ESPAÑA HISPANO-ISLÁMICA
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A pesar de que la situación social de los judíos de Al-Ándalus no fue siempre igual, lo cierto es que podemos distinguir dos períodos bien diferenciados, etapas que marcarán un antes y un después en la historia de los judíos bajo esa administración musulmana:
1.- La primera etapa abarca los períodos del emirato independiente (años 756-912), del califato de Córdoba (años 912-1031) y de los primeros reinos de Taifas (años 1031-1086). A pesar de las discriminaciones sociales positivas que ya hemos comentado, en general, fue este un período de tolerancia islámica marcada por la cooperación de ambos pueblos semitas, ambiente que restablecerá la condición social de los judíos. Muchos de ellos alcanzaron un alto grado de relevancia económica y social. La cultura hebrea, muy influenciada por la árabe, alcanzó y vivió una verdadera edad de oro y esplendor, como luego veremos.
2.- En la segunda etapa, la condición social de los judíos cambia por completo con las dinastías almorávide (años 1102-1145) y almohade (años 1147-1212). Su fundamentalismo religioso hará que se muestren mucho menos tolerantes hacia los judíos. En este marco socio-político, la población hebrea inició un éxodo masivo hacia los reinos cristianos del norte de Aragón, Castilla y Navarra, cuyos monarcas estaban en plena actividad repobladora, por lo que su presencia fue acogida con agrado.
El objetivo político de los almorávides era conseguir la unidad del Islam[1], rota a finales del siglo XI por culpa de los reinos de Taifas. Para conseguirlo se sometieron a la autoridad del Califa de Bagdad, al que consideraron, su jefe político y espiritual. El objetivo de este pueblo era conquistar las Taifas musulmanas del Norte a ritmo acelerado[2]. Pero cautivados por las riquezas de Al-Ándalus sucumbieron al lujo y a los excesos, lo que motivó una cierta decadencia moral en todo el territorio musulmán.
Los almohades tuvieron que intervenir para reconducir la situación y evitar el desmoronamiento político, administrativo y moral de Al-Ándalus. Tenían una concepción religioso-política estricta, siendo más sincretistas y fanáticos por su rígida teológica y moral coránica. Los almohades destruyeron iglesias y sinagogas. A los judíos no les quedó más remedio que convertirse o emigrar a los reinos cristianos del Norte, donde sus reyes seguían dándoles todo tipo de facilidades y paz social.
LIBERTAD DE EXPRESIÓN DE LOS JUDÍOS EN AL-ÁNDALUS
La llegada de los musulmanes facilitó la renovación intelectual de los judíos hispano- romanos. Su rápida islamización y las intensas relaciones existentes entre ambos pueblos semitas les abrió las puertas a nuevas corrientes de pensamiento, lo que permitió que destacaran como hombres de ciencia, como figuras literarias y, muy especialmente, como médicos.
1.- A mediados del siglo X, el centro del saber -tanto secular como religioso- se desplazó desde Mesopotamia y Oriente Medio al territorio de Al-Ándalus. Sin abandonar su tradición bíblica y rabínica, los judíos no sólo asimilan los valores de la sociedad hispano-árabe, sino incluso la capacidad intelectual y prolífica actividad literaria[3] de sus gentes y maestros.
2.- Los
Estados feudales europeos lograron salir de su oscurantismo cultural gracias a
las enseñanzas, traducciones y comentarios que realizaron los judíos (junto con
los musulmanes), sobre todo de los textos clásicos griegos, persas e hindúes.
Este trabajo de sincretismo y difusión filosófica contribuyó a que Europa entendiera y asimilara nuevas formas de hacer ciencia, filosofía y literatura. El mundo cristiano occidental pudo leer por primera vez el pensamiento griego en sus versiones originales, además de interpretadas, elaboradas y comentadas por los propios musulmanes y judíos[4]. Sin esta labor de reelaboración y transmisión, las principales obras de la filosofía griega se hubieran perdido durante la Edad Media[5].
3.- El declive del poder político de Córdoba en los primeros años del siglo XI, obliga a los intelectuales judíos a emigrar a las capitales de los recién creados reinos de Taifas, como Lucena, Granada, Málaga, Sevilla y Zaragoza; lugares donde existen importantes comunidades hebreas.
4.- Estos reinos musulmanes independientes vivirán una época de florecimiento cultural gracias a los judíos. Esta nueva etapa política favoreció la filosofía y la ciencia, por eso los judíos supieron aprovechar su oportunidad y destacar como intelectuales, administradores, diplomáticos y poetas. Fue el siglo de Oro de la poesía Hispano-hebraica.
5.- El avance de los almorávides a finales del siglo XI por un lado, y la rápida reconquista cristiana por otro, modificaron rápidamente el mapa político y cultural de la Península, cambiando así el centro de gravedad de la vida judía[6].
6.- El naciente reino de Aragón apoyó la causa judía como fuente de repoblación. En agradecimiento, los judíos ofrecieron desde el primer momento los conocimientos y el saber de la cultura hebrea andalusí, algo que revolucionará las estructuras mentales de los aragoneses. A partir del siglo XII, las ciudades de Zaragoza, Barcelona y Gerona serán, en diversos momentos y etapas, los principales centros del saber judío de la Península, como luego veremos.
INFLUENCIA DEL PENSAMIENTO ISLÁMICO EN EL JUDÍO
1.- El judaísmo no sólo se considera una religión, sino también una tradición y una cultura. Mientras que el resto de religiones trascienden a varias naciones y pueblos, el judaísmo se considera la religión de un pueblo específico: el pueblo de Israel. A Pesar de que cada comunidad local incorpora elementos culturales de los países de la diáspora en que viven, todos tienen conciencia de identidad como pueblo.
2.- El mérito de los judíos de Al-Ándalus fue saber conjugar ambas ideas a la perfección, es decir, siguen manteniendo vivas sus creencias y tradiciones ancestrales, al mismo tiempo que asimilan la influyente cultura islámica que no es sino una síntesis de la plural sabiduría de los pueblos orientales y norteafricanos conquistados por ellos mismos. Esta influencia también se vio fortalecida por los conocimientos que traían los andalusíes (musulmanes y judíos) tras estudiar en el Oriente las disciplinas del saber recopiladas desde la antigüedad y por entonces emergentes.
3.- Desde que los judíos están bajo administración musulmana, la corriente de influjo intelectual se canaliza del Islam al judaísmo. Son los judíos los que adoptan los esquemas cognitivos, el método científico y la estructura literaria de los musulmanes. Los judíos aprovechan los materiales islámicos. La transmisión de estos conocimientos tendrá después su proyección en la época cristiana Peninsular. Los judíos transiten la cultura y epistemología científica musulmana a la sociedad cristiana.
4.- El hecho de que la comunidad judía fuera una minoría étnica en Al-Ándalus no supuso una discriminación al fenómeno cultural, al contrario, el Islam se identificó con los judíos desde el principio, ya que ambos comparten historia, fundamentos religiosos, entendimiento político y, lo más importante, inquietud intelectual.
5.- La convivencia y el aprendizaje facilitó que la cultura que emerge de ambos pueblos semitas fuera idéntica, sólo que encuadrada en dos esquemas religiosos diferentes[7]. El intercambio cultural es posible gracias a que ambas comunidades superan su estricta fe ortodoxa y se abren a una apertura intelectual sin precedentes.
APROXIMACIÓN DOCTRINAL DE JUDÍOS Y MUSULMANES
1.- En la Edad Media, los dirigentes religiosos del judaísmo (rabinos) y del Islam (imanes) no están sujetos a una estructura jerárquica centralizada como los de la iglesia católica (jerarquía eclesiástica), lo que facilitó cierta libertad de pensamiento a la hora de interpretar no sólo sus libros sagrados (Torá y Corán), sino incluso su corpus doctrinal. Los dogmas y el magisterio de la iglesia restringen el libre pensamiento de sus teólogos, por lo que su actividad intelectual estuvo totalmente dirigida.
2.- Judíos y musulmanes tienen parecidas categorías mentales y lingüísticas, lo que facilitó que ambos pueblos pudieran entender sus propios principios doctrinales y religiosos[8].
3.- Los judíos, al igual que los musulmanes, creen que el signo de Dios es la palabra. Dios se expresa con el hombre a través de la palabra. Por ello, el lenguaje será el signo indiscutible de diálogo y comunicación entre ambos pueblos. El bilingüismo en Al-Ándalus por parte de judíos y musulmanes era algo más que una mera cuestión intercultural, era aprender otra lengua sagrada y, por consiguiente, hacer más comprensible la palabra de Dios y su mensaje. Esta concepción teológica hará que los dos culturas entiendan el lenguaje bíblico-exegético, filosófico, científico o puramente literario como la única forma de adquirir el conocimiento y la sabiduría humana que viene de Dios. El leguaje constituirá el fondo mismo de la sabiduría.
4.- La escritura de los textos sagrados (Biblia hebrea y Corán) se encuentra en el origen de una de las artes más importantes en el mundo islámico y judío: la caligrafía. El objetivo de la caligrafía no será otro que el embellecimiento de la palabra divina. A su importancia constituye la prohibición en ambas religiones de representar formas animadas, pues se considera que esta es una potestad divina. La ausencia de representaciones antropomorfas (en obras literarias, sinagogas, mezquitas, edificios civiles, etc.) ha dado lugar al característico arte decorativo basado en armonías geométricas, florales y frases de sus respectivos libros sagrados (caligrafía). La intención no es otra que representar la armonía divina en su pluralidad de formas.
5.- El Islam y el judaísmo profesan un absoluto monoteísmo. Toda actividad cultural e intelectual (incluso filosófica) tendrá como objetivo llegar a Dios, es decir, conocer al Dios único para reafirmarse continuamente en la unicidad que proclaman sus respectivos credos.
6.- El Dios
del Islam y del judaísmo se ha revelado a través del tiempo y a la totalidad de
la sociedad[9]:
mientras que la umma[10]
islámica es la revelación que salva al creyente musulmán; el “Pacto de la
Alianza” lo será para el pueblo de Israel.
La revelación propone a las dos religiones un conjunto de preceptos prácticos y morales para que el hombre los cumpla y se salve ante su Dios. En otros términos, la revelación supone una consideración ética del mundo y de la vida, que la filosofía explicará e interpretará: es el origen del pensamiento filosófico, es decir, hacer inteligible racionalmente la fe revelada por Dios.
7.- Las dos religiones
provienen de sociedades teocráticas, es decir, la sociedad política y religiosa
son lo mismo, como lo mismo son las autoridades civiles y las propiamente
religiosas. La convivencia en Al-Ándalus les supuso una ruptura sociológica, es
decir, ambas mostraron una actitud positiva hacia los cambios que la nueva
sociedad les proponía: abrir la puerta al aislamiento cultural, asimilando los
conocimientos de otras culturas para su enriquecimiento mutuo.
[1]
UBIETO, A; “Crónica
de San Juan de la Peña”, p. 24.
[2]
A comienzos del siglo XII la conquista almorávide
de los reinos de Taifas de Al-Ándalus quedó consolidada. Tras su victoria en la
batalla de Zallaqa, en octubre de 1086, tomaron Granada, Málaga y Sevilla
(1090); Córdoba, Carmona, Murcia y Almería (1091); Denia, Játiva y Alcira
(1092); la ciudad de Valencia a pesar de
que inicialmente fue conquistada en 1092, no será hasta (1102) cuando se haga
definitivamente; Badajoz, Lisboa y Cintra (1094); Zaragoza (1110); Lérida y
Tortosa (1114), Baleares (1115).
[3]
SAEZ-BADILLOS, A.:
TARGARONA BORRAS, J.; Op. Cit. “Diccionario de autores judíos”, p. VII.
[4]
LOMBA FUENTES, J.; “La raíz semítica de lo Europeo” p. 15.
[5]
El judaísmo medieval se desarrolló a partir de
dos culturas de gran notoriedad: la sefardí (centrada en la Península Ibérica)
y la asquenazí (en los Estados europeos que coinciden con el antiguo Imperio
Romano). La actividad cultural e intelectual de los sefardíes se dirige –como
ya hemos visto- hacia la filosofía, sin olvidar también las ciencias o la
poesía. Opuestamente a esto, los asquenazíes se dedican al intenso estudio del
Talmud babilónico, cuya escuela comenzó sus actividades en el siglo XI bajo la
dirección del estudioso Salomón ben Isaac (Rashí) de Troyes. Sus nietos y
discípulos continuaron su escuela, los cuales fueron conocidos como tosafistas porque crearon la literatura de tosafot (“adiciones” a los comentarios que Rashí hizo del Talmud).
[6]
SAEZ-BADILLOS, A.:
TARGARONA BORRAS, J.; Op. Cit. “Diccionario de autores judíos”, p. VIII.
[7] LOMBA, J.;
Op. Cit. “La
filosofía judía en Zaragoza”, p. 18.
[8]
LOMBA, J.;
Op. Cit. “La
filosofía judía en Zaragoza”, p. 20.
[9]
LOMBA, J.;
Op. Cit. “La
filosofía judía en Zaragoza”, p. 26.
[10]
La umma
es la comunidad de creyentes del Islam, comprendiendo a todos aquellos que profesan
la religión islámica, con independencia de su nacionalidad, origen, sexo o
condición social. Todos estos creyentes están llamados a formar una comunidad
en la que reinen la fraternidad, la ayuda mutua, la misericordia, la
reconciliación y la paz. La umma se
organiza como una comunidad: única (unidad basada en la fe en Alá y en su
libro, el Corán); igualitaria (todos los creyentes son iguales, servidores de
Alá); laica (compuesta por seglares; no hay jerarquía, ni sacerdotes);
teocrática (su ley es el Corán y consiste en el gobierno de Alá en la tierra,
según las normas del Corán y la sharia
-ley musulmana o cuerpo de derecho islámico-). En la actualidad, la comunidad
musulmana siguen unida por el Corán y los ritos obligatorios: fe, limosna,
oración, ayuno y peregrinación a la Meca.
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