SIMBOLOGÍA DEL ROMÁNICO DE JACA

 Por: Álvaro López Asensio

Página Web: www.alopezasen.com


Se acaba de publicar y poner a la venta en las librerías de Jaca y Zaragoza el libro: “Simbología del románico de Jaca”.

El historiador, teólogo y profesor de los dos Institutos de Jaca, Álvaro López Asensio, pretende con esta magna obra enseñar el significado de la iconografía románica de la catedral jacetana.

Para más información y compra de libro por email: asociacionculturaljacetana@gmail.com

También se puede comprar en la Editorial Certeza-Riopiedras de Zaragoza: certeza@certeza.com

El profesor, historiador y teólogo, Álvaro López Asensio, acaba de publicar un nuevo libro titulado: “Simbología del románico de Jaca: una catequesis cristiana”. La obra cuenta con gran cantidad de fotografías de todos los capiteles interiores y exteriores, así como de los canecillos más importantes desde el punto de vista simbólico.

El jacetano Miguel Ramón Henares ha aportado un excelente reportaje fotográfico de todos y cada uno de los capiteles interiores y exteriores, imágenes necesarias para exponer y comprender mejor el significado y simbolismo de lo que allí se representa, el verdadero objetivo de la obra.

En la publicación de esta edición ha colaborado el Ayuntamiento de Jaca y la Asociación Cultural Jacetana que, sensibles al patrimonio histórico-artístico con el que cuenta la ciudad, quieren darlo a conocer de la manera más atractiva posible. Esta publicación ayudará a promocionar el turismo y acercará la cultura a los vecinos de jaca.

El libro se puede pedir por email a la Asociación Cultural Jacetana: asociacionculturaljacetana@gmail.com

También se puede comprar por email en la Editorial Certeza-Riopiedras de Zaragoza: certeza@certeza.com

Este libro pretende dar a conocer con sus fotografías y comentarios que fe se hace arte en la escultura pétrea del románico jaqués; un significado pedagógico plasmado en el tímpano de la portada, en los capiteles, así como en los canecillos de muros de la catedral.

Por consiguiente, el románico jaqués –así como todo el que se desarrolla en el Camino de Santiago- utiliza el simbolismo iconográfico, esquemático y figurativo para enseñar y catequizar a las personas. Esta es la finalidad última y principal. Hoy se quiere descontextualizar su primigenio significado acudiendo a la mitología, el esoterismo, la astronomía y la pura técnica artística, como si se quisiera desviar la atención a su inicial y verdadero propósito pedagógico, algo inédito que ningún estudioso del románico ha realizado hasta ahora con seriedad.

A.- El simbolismo de las aves es claramente ascensional hacia el cielo, hacia lo alto, hacia Dios. La idea es que ascendemos no por nuestro propio esfuerzo, sino porque nos dejamos llevar. Este concepto teológico se plasma en las imágenes de personas elevadas hacia el cielo por aves, generalmente águilas, a las que agarran a las personas pecadoras con sus potentes garras.

El águila y la paloma representan siempre a Dios y al cielo. También los grifos (cuerpo de león con cabeza y alas de águila), el pelícano, la lechuza y todo tipo de aves (menos la arpía) son considerados beneficiosos y positivos para las personas, sobre todo las pecadoras. Estas representaciones simbolizan a Dios como fuente de inspiración del bien frente al mal.

B.- El reino animal también juega un papel importante en la enseñanza del románico. Tanto los animales positivos, como el bestiario negativo, se utilizan para que las personas visualicen y caigan en la cuenta de la lucha interior entre el bien (Dios) y el mal (el diablo y el pecado). 

En este sentido, el león representa también a Dios y al bien. Por el contrario, son considerados símbolos del mal en todas sus formas de pecados y vicios: la serpiente (pecado); el cerdo, el asno, el caracol y la tortuga (la pereza); el centauro, la liebre, la serpiente y el gallo  (lujuria); el oso (la ira); el macho cabrío (el diablo); el mono (el ateo); las arpías (cuerpo de rapaz y cabeza de mujer); el perro (envidia); las ranas (la codicia); el caballo (la soberbia); el lobo (la avaricia e ingratitud, así como la avaricia); los dragones (ave con cabeza perruna, grandes dientes, orejas puntiagudas, cola de serpiente y patas o pezuñas); los basiliscos (cabeza monstruosa con cresta de gallo y cuerpo de serpiente sin patas); las sirenas (cuerpo femenino y cola de pez)

C.- También el mundo vegetal simboliza la complejidad y antagonismo dual que se desarrolla dentro del interior del ser humano. Este itinerario está marcado por el pecado e innumerables obstáculos que impiden ir hacia Dios, el cual representa el buen camino que hay que seguir para vencer las maldades y debilidades humanas. La iconografía románica, especialmente la de Jaca, utiliza con frecuencia la flora esculpida bajo diversos contenidos simbólicos:

1.- Vegetales negativos: las enredaderas de tallos florales (símbolo del pecado).

 2.- Vegetales positivos: vergeles (símbolo de la eucaristía, del bien y rechazo del  pecado); palmeras (símbolo del Paraíso celestial, Cristo resucitado y la victoria sobre el pecado); hojas de acanto (símbolo del sufrimiento humano como consecuencia del pecado, símbolo de la fe y piedad sencilla, y símbolo de la vida eterna después de la muerte o inmortalidad del alma); los helechos (simbolizan a Dios, el cielo y el bien); las piñas (símbolo del cielo, la vida eterna y la inmortalidad del alma); bolas-frutos (símbolo del cielo y la vida espiritual que la fe anticipa en Dios). En otras Iglesias también se representa: la hiedra (símbolo de inmortalidad y de la regeneración del alma); la vid (símbolo de Cristo y de la Eucaristía); el lirio (símbolo de redención y purificación); la pisa (símbolo de resurrección y vida eterna); el trébol (símbolo del misterio de la Trinidad); las rosetas (emblemas de Cristo), etc.

D.- Por último, el bestiario de capiteles y canecillos intenta mentalizar sobre los peligros que tiene el pecado y más concretamente los capitales para la fe, representados por grotescas figuras humanas que han sido poseídas por el demonio y que el pecado-mal ridiculiza su silueta. También encontramos gran variedad de animales fantásticos, enredaderas vegetales y decoración simbólica que aluden a esa lucha interior entre el bien-mal que el románico tanto intenta sacralizar mediante la catequesis y enseñanza doctrinal.


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