¿POR QUÉ MOISÉS ES REPRESENTADO CON CUERNOS?

 Por: Álvaro López Asensio

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En la iglesia de San Pietro in Víncoli (San Pedro encadenado), en Roma, se encuentra el Moisés de Miguel Ángel (1475-1564). Su realismo es tan sorprendente que, según cuenta la leyenda, mientras realizaba los últimos acabados se sintió tan sorprendido de la escultura que la golpeó con un martillo en la rodilla mientras exclamaba: ¿Por qué no hablas?

Efectivamente, la escultura roza la perfección. Sin embargo, hay una cosa que llama la atención en su apariencia: ¿Por qué Moisés tiene cuernos en la cabeza? En el contexto contemporáneo, las figuras con cuernos suelen representar algo diabólico o satánico. El Moisés de Miguel Ángel fue creado en el siglo XVI para la tumba del papa Julio II (1503-1513), quien probablemente no consideraba innoble el estatus de Moisés.

La escultura representa al Moisés bíblico en el libro del Éxodo y retrata el momento en que desciende del monte Sinaí con las tablas de los Diez Mandamientos y se encuentra con los israelitas adorando a un becerro de oro. Moisés recibe las tablas de la Ley después de ver la gloria de Dios, aunque no ve su rostro; cuando Dios pasa, tan sólo ve su espalda. Cuando desciende del Sinaí con las tablas en la mano está visiblemente cambiado. “Aarón y todos los hijos de Israel vieron a Moisés con la piel de la cara radiante y no se atrevieron a acercarse a él” (Ex 34, 30). Sin embargo, la frase clave aparece en el versículo anterior. “Cuando Moisés bajo de la montaña del Sinaí con las dos tablas del Testimonio en la mano, no sabía que tenía radiante la piel de la cara, por haber hablado con el Señor” (Ex 34, 29).

1.- Error en la traducción

La mayoría de expertos en arte y guías turísticos argumentan un malentendido provocado por san Jerónimo al realizar una inadecuada traducción de la Biblia, del texto hebreo al latín vulgar. Sin embargo, en realidad, la explicación de la historia de un Moisés dotado de cuernos es mucho más compleja y presenta una proyección de mayor trascendencia.

A finales del siglo IV, san Jerónimo tradujo la Biblia hebrea o Tanak y el Nuevo Testamento cristiano del griego, al latín. Su traducción es conocida como “La Vulgata”. En hebreo original, la palabra empleada para connotar el cambio en la apariencia de Moisés es “Keren”. En otros libros de la Biblia, como (Habacuc 3, 4), “Keren” indica “rayos”, haciendo alusión a los “rayos de luz”. Pero san Jerónimo tradujo la frase “como cornuta esset facies” (Su cara tenía cuernos). Cuando Jerónimo tradujo (Éxodo 34, 35) se encontró con una palabra compuesta por las letras KRN –es importante aclarar que en hebreo no se escriben las vocales-, las cuales pueden interpretarse como “Keren” (radiante, luminosos, con rayos de luz) o “Karan” (cuerno).

San Jerónimo no debió tener ninguna intención maliciosa al usar la palabra “cornuta” (con cuerno). Pensamos que probablemente utilizó la mejor palabra latina a su disposición para expresar que el rostro de Moisés había sido visiblemente alterado tras su encuentro y comunión con Dios. A pesar de utilizar la palabra “cuernos”, bastantes teólogos se acogieron a la interpretación de que los cuernos de Moisés descritos en el libro del Éxodo eran realmente cuernos de luz, lo que sin ningún género de dudas se debe acercar más al significado de san Jerónimo quiso describir. Por consiguiente, la razón por la que el santo se decidiera a verter el griego como “quod coruta esset facies sua” está en que esa expresión (cornuta) hubiera sido en su día un simbolismo teológico que, en estos tiempos, nosotros somos incapaces de identificar. Actualmente, la mayoría de las Biblias traducen aquel pasaje de la siguiente manera: “Y los hijos de Israel vieron entonces que rayos de luz emanaban de la tez del rostro de Moisés

2.- En el contexto cristiano

En el contexto cristiano, los cuernos no siempre fueron engativos. Los cuernos de la mitra episcopal podrían recordar los cuernos de Moisés tal y como señaló el papa Inocencio III, representan el Antiguo y el Nuevo Testamento. Por lo tanto, los cuernos de Moisés podrían verse no como cuernos de buerla sino como señales de respeto o proximidad a lo santo.

Moisés apareció en gran medida en el arte cristiano primitivo a partir del siglo III recibiendo ocasionalmente las tablas de la Ley pero, en la mayoría de los casos, realizando milagros. Aunque “La vulgata” se completó en el silgo IV, hubo varios cientos de años en los que Moisés apareció sin cuernos. Fue representado hasta la saciedad en el arte de las catacumbas y en esculturas en relieve sacando agua de la roca o cruzando el Mar rojo, generalmente sosteniendo su bastón milagroso. Los primeros autores cristianos como Orígenes en su “Contra Celso”, se refirieron a Moisés como el hacedor de milagros más importante del Antiguo Testamento.

Los cuernos de Moisés en “La Vulgata” inicialmente reflejaban la presencia de Dios. Siglos después de la traducción de Jerónimo, Moisés fue representado junto con Jesús, realizando milagros, lo que también refleja la proximidad a lo divino. Pero lo cuernos dieron un giro literal una vez que se hicieron visibles en el arte. Llegaron a ser entendidos como indicadores de maldad y rechazo del cristianismo. Sin embargo, esta comprensión o fue del todo uniforme.

Los cristianos occidentales a lo largo de la Edad Media y el Renacimiento, incluidos Miguel Ángel y su benefactor papal Julio II, leen la biblia en latín, con la expresión “cornuta esset facies sua” bien conocida por ellos. Y así, era natural que el gran escultor representara a Moisés con cuernos, como indicación del honor y prestigio del antiguo profeta, como punto focal de la tumba de Julio II.

Comentar también que, a menos de una milla al norte de san Petro in Víncoli se encuentra la monumental fontana “dell’Acqua Felcie”, también llamada “Fontana del Mosé” (Fuente de Moisés), construida en 1585-1588 durante el reinado del papa Sixto V (1585-1590). También aquí, el escultor Domenico Fontana retrató a Moisés con cuernos, una vez más como signo del honor y prestigio del gran profeta.

 


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