LUGARES
DE CULTO EN LA BIBLIA
Por: Álvaro López Asensio
1.- LA ÉPOCA DE LOS PATRIARCAS: LOS
SANTUARIOS DE ISRAEL (1.850-
1.1.- Origen de los santuarios semitas
El redactor del libro del Génesis
inicia la historia de salvación del pueblo Hebreo, con el relato de la vocación
de Abraham (año
Los israelitas atribuían a los Patriarcas la fundación de ciertos santuarios. Su fundación responde a las reglas que otros pueblos semitas determinan para sus lugares de culto:
1.- Los árboles sagrados. En todo el Antiguo Próximo Oriente se
reconoce carácter religioso a ciertos árboles. El árbol sagrado está
especialmente documentado en la tradición mesopotámica. En ella aparece como
símbolo de la fecundidad o como un tributo de los dioses a la fecundidad. Nunca
se representa como divinidad, ya que no hay un culto del árbol propiamente
dicho.
Los profetas de Israel condenan a
los israelitas que van a sacrificar en la cima de las colinas, a la sombra de
los árboles (Os 4, 13-14). El libro del Deuteronomio y los textos que dependen
de él literalmente condenan los lugares de culto establecidos “sobre las colinas, bajo todo árbol
verdeguenate” (Dt 12, 2; 1Re 14, 23; 2 Re 16, 4; 17, 10; Jer 2, 20; Ez 6,
13); 20, 28; Is 57, 5). Ninguno de estos textos habla de culto tributado a
tales árboles, más bien señalan el lugar del culto.
2.- Las alturas que acercan a la
divinidad. Las montañas que se acercan al cielo, son consideradas en la
antigüedad como moradas divinas. La mitología mesopotámica localiza el
nacimiento de sus principales deidades en la montaña del mundo. En el poema de
Gilgamés, la montaña de los cedros es una morada de los dioses. También en
Grecia los dioses del Olimpo moraban en esta montaña sagrada.
En las tierras de Canaan (antiguo
Israel) había, así mismo otras montañas santas, como el Hermón (junto a la
frontera de Siria y Jordania), el Tabor (donde hay vestigios de altares para
sacrificios cananeos) y el monte Carmelo, que tiene una larga historia cultual
vinculada al profeta Elías. Pero Yahvé se apropia de estas montañas consagradas
a los antiguos dioses, levantándose santuarios en su nombre (Sal 89, 13). Pero
en
3.- Las aguas sagradas. La religión de Canaán reconocen una
manifestación de la presencia divina en las fuentes que fecundan las tierra, en
los pozos en que beben sus ganados y en las alturas donde se condensan las
nubes para enviar luego la lluvia. Los israelitas y sus antepasados, que fueron
primero pastores (nómadas) y luego agricultores (sedentarios), compartían
también este mismo modo de ver.
Algunos topónimos bíblicos
atestiguan la existencia de algún santuario cerca de una fuente o pozo: Cades
(Gen 14, 7); Semes, cerca de Jericó (Jos 15, 7; 18, 17), etc. Todos estos
nombres son indicios de un culto, o por lo menos de una leyenda religiosa.
Según 1Re 1, 33-40, Salomón fue
consagrado rey en la fuente de Guijón, en Jerusalén, donde parece había un
santuario. También el pozo de Bersabé, donde Abraham invoca a Yahvé (Gen 21,
23) y donde Isaac erige un altar a Yahvé que se le había aparecido (Gen 26,
23-25).
4.- Allí donde los dioses se manifiestan en alguna teofanía. Las apariciones y manifestaciones divinas marcan los lugares de culto en la época antigua y, por defecto, en la época patriarcal de Israel, como luego veremos. Un ejemplo claro es el Templo de Jerusalén, que será construido en el lugar donde se había detenido el ángel de Yahvé y donde David había erigido un altar (2Sam 24, 16-25). También Yahvé promete aceptar los sacrificios que se le ofrezcan en todo lugar donde haya “mencionado su nombre” (Ex 20, 24), es decir, donde se haya manifestado.
1.2.- Los santuarios en época de los Patriarcas
Todos estos elementos naturales que acabamos de ver, ponen al hombre en relación con la divinidad. También los Patriarcas (Abraham, Isaac y Jacob) levantan santuarios al “Dios de nuestros padres”, teniendo en cuenta estos elementos sagrados de la naturaleza o sobre otros paganos construídos según estos mismos criterios. Veamos los más importantes:
1.- El santurario de Siquén en Samaría. Este lugar es la primera
estancia de Abraham en Canaán, tras venir de tierras mesopotámicas (Gen 12,
6-7). Allí se detuvo en el maqôm (en
el lugar santo) donde se halla la encina de Moré o del adivino, un árbol al que
pedían oráculos. Al parecer allí ya había un santuario cananeo.
Pero este santuario está más
enraizado en el círculo de Jacob y de sus hijos. Al volver todo el clan
familiar de Mesopotamia, acampa frente a Siquén, compra a los hijos de Hamor la
tierra donde había levantado su tienda y erige allí un altar a “El-Berit” (Dios del pacto o Alianza) (Gen
33, 18-20). De allí marchó a Betel, lugar donde levantará otro santuario.
2.- El santurario de Betel (que en hebreo significa “casa de Dios”.
Este lugar fue el segundo campamento de Abraham en Canaán, levantando allí y en
Ay sendos altares al “El-Betel” (Casa
de Dios) (Gen 12, 8).
Pero como en el caso de Siquén,
se atribuye a Jacob la fundación de otro santuario (Gen 28, 10-22). La
tradición bíblica dice que de camino hacia Harán, se detiene para dormir en un
lugar maqôm o lugar santo, donde
tiene el sueño de una escalera que une el cielo y la tierra, por eso reconocerá
que es un bet-el, una “casa de Dios”
y la puerta del cielo.
3.- El santuario de Mambré en Hebrón. Parece que Abraham levantó un
altar a “El-Saday” (Dios de las
montañas) bajo el árbol de encina de Mambré (Gen 13, 18). Aparte de esta breve
indicación, Mambré aparece en el libro del Génesis no como un lugar de culto,
sino como la residencia de Abraham, Isaac y Jacob (Gen 14, 13; 18, 1; 35, 27).
También en este lugar, concretamente en la cueva de Makpelá (frente a Mambré),
señala la tradición la sepultura de los Patriarcas y sus mujeres (Gen 23,
17.19; 25, 9; 49, 30; 50, 13), que actualmente se puede visitar en Hebrón. El
hecho de que se mencione el árbol de la encina y un altar, indican la existencia
de un santuario.
4.- El santuario de Bersabé, en el límite meridional de Israel.
Parece que la fundación de su santuario se atribuye a Abraham (Gen 21, 33), ya
que allí plantó un tamarisco e invocó el nombre de “El-Olam” (Dios de la eternidad).
Pero la tradición nos vincula a Isaac con este santuario, conocido como “pozo del juramento” o el “pozo de los siete” (Gen 21, 22-31). En este lugar Yahvé se le apareció a Isaac, confirmándole la promesa que le había hecho a Abraham de tener una gran descendencia si le guardaban fidelidad. Allí edificó Isaac un altar e invocó el nombre de Yahvé (Gen 21, 33). En este altar sacrificó Jacob en honor de Yahvé y fue favorecido con una aparición (Gen 46, 1-4).
En resumen, la tradición bíblica confirma los lazos que unían a Siquén, Betel, Mambré y Bersabé con los Patriarcas. Los santuarios levantados eran muy simples, un altar levantado sobre una rudimentaria tienda en lo alto de una montaña y cerca de un maqôm o lugar santo. Pero “El-Berit”, “El-Betel”, “El-Saday” y “El-Olam” no son pequeñas divinidades locales diferentes, sino manifestaciones del mismo Dios Supremo “El” (fuerza o ser fuerte), nombre con el que los Patriarcas llaman “al Dios de nuestros Padres”. En esta primera etapa de la revelación, los Patriarcas y sus clanes reconocen en estos antiguos santuarios a “El” como su Dios único y como autor de las promesas hechas a sus descendientes.
1.3.- LA ÉPOCA DEL DESIERTO:
1.3.1.- Las tablas de
El libro del Éxodo nos relata, por un lado, la libertad que experimentó Israel cuando salió de la esclavitud de Egipto(1) y, por otro, los acontecimientos del Sinaí en el que Yahvé sella la «Alianza» que cambiará el destino del propio pueblo hebreo. Estos acontecimientos salvíficos harán que ya no sea más «el pueblo de Israel» (antigua «alianza» de Abraham), sino que se convierta en el «pueblo de Dios» (la «nueva alianza» de Moisés).
A.- Desde que el clan de Jacob emigró a Egipto invitados por José (hacia el
año
B.- En tiempos del faraón Ramses II, Moisés huye de Egipto y llega a Madián,
convirtiéndose en pastor del sacerdote Jetró, casándose con su hija Cifora.
mientras Moisés se hallaba pastoreando las ovejas de su suegro, se le apareció Dios en una zarza encendida y le manifestó su voluntad de sacar a los hebreos
del país del Nilo (hacia año
C.- Tras la salida de Egipto por el Mar Rojo (Sal 136, 15), el Pueblo de
Israel acampa en el monte Sinaí, donde Yahvé entrega a Moisés en su cima las
Tablas de
D.- A continuación Yahvé llama a Moisés a
la cima para establecer el Pacto de
E.- Según (Dt 10, 1-5), Moisés fabricó por orden de Yahvé un arca de madera
de acacia y puso en ellas las dos tablas de piedra en las que Yahvé había
escrito el decálogo (Ex 31, 18). La descripción de este objeto sagrado no la
ofrece (Ex 25, 10-22; 37, 1-9). Es una caja de madera de acacia de 1’25 m. de
largo, por 0’75 m. de alto y ancho, chapeada de oro y provista de anillas por
donde pasan las barras destinadas a su transporte por el desierto (Ex 25,
10-22; 37, 1-9). Sobre el arca se halla colocada una cubierta (llamada Kapporet) de oro del mismo tamaño.
F.- El Arca y la tienda que la custodia acompaño al pueblo de Israel en sus
travesías por el desierto. Durante las marchas, se portaba delante de seis
tribus y detrás de las otras seis (Num 2, 3-34). En los campamentos, ocupaba el
lugar central, con tres tribus a cada lado.
G.- Tras cuarenta años errantes por el Desierto de
H.- Hay dos tradiciones sobre su desaparición: cuando el rey de Babilonia,
Nabucodonosor, conquistó Jerusalén (año
El Santuario o tienda que
custodia al Arca de
A.- l santuario del desierto es concebido como un templo desmontable, de
dimensiones una mitad menos que la explanada del actual Templo de Jerusalén. La
tienda donde se guardaba el Arca, estaba acotado por el “cortil del
tabernáculo” (Ex 27, 9), un área de grandes dimensiones cerrado por “cortinas
de fino torzal de lino. En el centro del recinto se levantaba el santuario con
dos espacios bien diferenciados: el “Santo de los Santos” donde se guarda el
Arca con el propiciatorio y el querubín; y “el salón de los santos” que
contiene el altar del incienso, el candelabro de siete brazos de oro o menoráh y la mesa de los panes de la
preparación. Estos dos espacios están separados con cortinas de lino para
techos y pares con basas de plata y madera de acacia.
B.- Además de guardar al Arca de
C.- El destino de la “tienda del encuentro” está
asociada a la del Arca, hasta que David (1.010-
1.4.- LA ÉPOCA DE
1.4.1.- La importancia del Templo para la unidad religiosa
En hebreo, el templo es una bet (casa) o hêhal (palacio), entendidos como morada de la divinidad. El
profeta Ezequiel lo llama miqdas
(lugar santo, santuario) y no precisamente “templo construido”, tal y como lo
entendemos nosotros.
El objetivo de David y Salomón al
construir el denominado “primer Templo” no es otro que el pueblo pudiera adorar y ofrecer sacrificos a
Yahvé en un lugar permanente, como duradera es la presencia de Yahvé en medio
del pueblo (Shekiná). Este Templo se
convertió en el símbolo religioso de unidad de todo el pueblo de Israel.
Los levitas y sacerdotes del
Templo(4), descendientes de la familia de Aarón(5), son los encargados de
la práctica cultual, es decir, los holocaustos y sacrificios, las ofrendas ante
el altar, la liturgia y toda clase de ritos celebrativos.
El Templo construido por Salomón está dividido en dos partes bien diferenciadas: la explanada del Templo y el Santuario del Templo propiamente dicho, compuesto de vestíbulo, el Santo y Santo de los Santos:
1.- La explanada del Templo coincide
con el actual recinto, que ha llegado hasta nosotros gracias a la restauración
y refuerzo que hizo el rey Herodes el Grande durante la época romana (año 40-
2.- Al vestíbulo o atrio sagrado
acceden todos aquellos que quieren ofrecer sacrificios y holocaustos de
animales a Dios. En el atrio se levanta el altar de los holocaustos, donde los
sacerdotes queman los holocaustos y vierten la sangre de los animales
sacrificados.
3.- El Santo o Sanctum es una zona más íntima de acceso restringido sólo a los
levitas y sacerdotes del Templo, quienes ofrecen el incienso sobre las brasas
de un pequeño altar con la luz perpetua del candelabro de siete brazos o menoráh.
4.- El santuario o Sancta Santorum es la habitación donde
se guarda el Arca de
El Templo estable hizo que los
ideales religiosos y los textos Sagrados se transmitan al pueblo a través de
los Levitas(7) y la clase sacerdotal, que se encargarán no sólo de enseñar
Pero el Templo de Jerusalén
quedaba apartado para muchos habitantes del reino de Judá, por lo que antes de
que el rey Josías (640-
Tras la muerte de Salomón (
La división política no supuso inicialmente una ruptura religiosa, sino
más bien cultural. Para tener un lugar de culto semejante al de Jerusalén, los
del reino del Norte erigieron los santuarios de Bethel y Dan(11). Allí
adoraron a Yahvé representado en imágenes, hecho que no sentó nada bien en
Jerusalén por considerar esta provocación un pecado de idolatría. Sabemos que
en alguno de estos santuarios hubo también un posible culto al toro (1 Re 12, 28-32).
En el año
Cuando en el
En el año
Estas diferencias religiosas, además de otras de carácter
histórico(14), hicieron nacer entre ambos pueblos (judíos y samaritanos) un
odio y enemistad tal, que continuará hasta la expulsión de los judíos decretada
por Roma en el año 70 d.C. y más tarde en el 135 d.C. por Adriano.
(1) Por regla general, el año
(2)
(3) Entre el ropaje sacerdotal, destaca el de Aarón, el Sumo Sacerdote, indumentaria que adoptarán todos los Sumos Sacerdotes posteriores. Sus ropas litúrgicas consistían: una banda para el hombro (efod), conteniendo dos piedras de ónice grabadas con los nombres de las tribus de Israel; un pectoral del juicio que contiene el Urim y el Tumim, con cadenas doradas para soportar el pectoral, y doce piedras preciosas (una por cada una tribu); el efod de oro, azul, púrpura, carmesí y lino; el manto para el efod, con capanillas de oro y granadas en la orla; la túnica bordada de lino; la mitra con una lámina de oro puro en la parte delantera con la inscripción: consagrado a Yahvé; el cinturón de obra de recamoador.
(4) El sacerdocio en el judaísmo antiguo se entendió como un servicio a Dios en favor del pueblo. No exigía cualidades especiales, únicamente pertenecer a una familia descendiente de Aarón. Los sacerdotes serán los que enseñen al pueblo las leyes de Moisés (Dt 33, 9-10). Este servicio de la enseñanza de
(5). Aarón aparece como hermano de Moisés en (Ex 4, 14). Es el primer sacerdote instituido por Dios para ayudar a Moisés en su misión de sacar al pueblo de Egipto, de hecho, será a menudo su portavoz. El sacerdocio (chen) pasaba de padres a hijos entre los descendientes de Aarón (de ahí los apellidos judíos Cohen, Cohn, Kahane, Kahn, Levi etc.).
(6) El “atrio de las mujeres” gozaba de una situación especial durante la fiesta del Sukkot o tiendas, ya que se le iluminaba y en él se hacían los regocijos populares descritos en
(7) La palabra Levita significa en hebreo “unido”.
(8) DIEZ, A.; “Enciclopedia de
(9) El rey Josías era hijo de Manasés (687-
(10) El rey David se había ganado las simpatías y el favor de todo el pueblo por derrotar a los filisteos y haber protagonizado la unidad de las tres demarcaciones judías (Galilea, Samaría y Judea). La cosa cambió con su hijo Salomón, ya que su corte costaba cara. Sus trabajos y su boato eran ruinosos para el país. El pueblo tenía que sufrir impuestos, prestaciones personales (1 Re 5, 7-8; 27-32; 11, 28; 12, 4). Finalmente, desde el punto de vista religioso, la importancia que se concedió repentinamente al Templo de Jerusalén era prematura: lo que era una comodidad y una gloria para el Sur (Judá), constituía una dificultad para el resto las provincias del Norte (Samaría y Galilea) y representaba una tentativa de suplantación o extinción de los demás lugares santos. Tras su muerte, su hijo Jeroboam se rebeló declarándose rey del Norte para evitar los abusos y privilegios del Sur (el reino de Judá).
(11) Estos santuarios los conocemos gracias a (1 Re 11, 29-39; 14, 7-8). Los judíos del Sur no reconocen estos santuarios porque en ellos había imágenes de Yahvé, prohibidas por
(12) El monte Garizín, de
(13) Los samaritanos solamente aceptan a Moisés como único profeta y no reconocen la tradición oral del Talmud (de ahí que este libro los ataque frontalmente), ni el libro de los profetas y escritos sapienciales, guiándose exclusivamente por los cinco libros de
(14) En el año
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