EL PILAR Y LOS PILARES
Por: Álvaro López Asensio
Página web: www-alopezasen.com
El 12 de octubre celebramos, como cada año, la fiesta de Nuestra Señora del Pilar, Patrona de Zaragoza, Aragón, de España y de la Hispanidad. Una festividad que hunde sus raíces en la tradición popular cristiana, según la cual, María se apareció al apóstol Santiago cuando vino a proclamar el evangelio.
1- Los pilares que nos sostienen
El nombre de Virgen del Pilar recuerda a una expresión que aparece con frecuencia en la Biblia: los “Pilares de la tierra”. Según la cosmovisión bíblica, dios asentó muy bien la tierra sobre unas columnas o cimientos que le daban firmeza y estabilidad para que no se trambaleará en medio del universo.
“Pilar” y “columna” en hebreo se dice “amud”,
que derivan de la raíz “amad”, que
significa “estar y mantenerse en pie,
resistir, afirmarse, permanecer”. Los pilares son aquellas cosas ,
personas, valores y virtudes que nos sostienen, que dan sentido a nuestra vida
y nos dan peso y consistencia, como si fueran una columna vertebral: son,
simbólica y realmente, cimientos que nos mantienen en pie, especialmente cuando
nos pueden los problemas.
Todos recordamos la parábola de la casa edificada sobre arena y la otra construida sobre roca (Mt 7, 26-28) ). La parábola tiene dos protagonistas: el insensato y el constructor sabio. La persona que no puso cimientos, porque en la arena no se puede cimentar, enseguida perdió su vivienda porque se derrumbó; el que lo construyó sobre pilares asentados sobre roca aguantó huracanes y riadas y permaneció a salvo dentro de su casa. Los cimientos de los edificios no se ven a simple vista, por eso las personas insensatas, superficiales, que se dejan llevar por las prisas y la inmediatez, piensan que es una pérdida de tiempo dedicarse a esos trabajos “interiores” que requieren esfuerzo, precisión y tiempo. Lo que se contraponen en la parábola son dos maneras de actuar y de moverse por la vida basadas en la observación del comportamiento humano. En el fondo, se alaban la inteligencia y la cordura frente a la improvisación y la superficialidad.
Como en muchas parábolas también en esta Jesús se compara con la roca en un claro paralelismo con el Antiguo Testamento, donde con frecuencia a Dios se le llama “mi roca”:
A.-
“Bendito el Señor, mi Roca” (Sal 18, 47).
B.-
“Señor, mi peña, mi alcázar, mi
libertador, dios mío, roca mía en que me refugio, fuerza mía salvadora, mi
baluarte” (Sal 18, 3).
C.- “Sólo en Dios descansa mi alma; de él proviene mi salvación. Sólo ´´El es mi roca, mi salvación, mi alcázar: no vacilaré” (Sal 11-12).
En el Nuevo Testamento, la roca es Jesús, como dice literalmente Pablo de Tarso a los Corintios: “Y todos bebieron la misma bebida espiritual, porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo” (1Cor 10, 4).
2.- Dios y Jesús son la roca
La fiesta del Pilar es un bonito día y una excelente ocasión no sólo para venerar a la Virgen, participar en la ofrenda de flores y entrar al templo para besar la santa columna, sino también para pensar en los pilares de la vida de cada uno, es decir, los valores que vertebren y sostienen por dentro.
Ya sabemos que los valores son el fruto de los hábitos, y éstos son el resultado de acciones repetidas. Dicen los científicos que hacen falta un mínimo de 21 días para consolidar un hábito. Verdad o mito, nuestro cerebro necesita muchas horas para marcar un circuito neuronal. Tenemos que emplear mucho esfuerzo para acostumbrarnos a comer bien, a hacer deporte, a concentrarnos sin mirar continuamente el móvil, etc. Y no digamos para ser constantes en el trabajo bien hecho, en orar en medio de la oscuridad, en sonreír a pesar de las dificultades, en permanecer al lado del familiar enfermo, del amigo que atraviesa malos momentos, etc. Hace falta mucho entrenamiento para amar.
En la misa del día del pilar se reza esta preciosa oración que nos da algunas pisas: “Danos, Señor, fortaleza en la fe, seguridad en la esperanza y constancia en el amor”. Cuanto más practiquemos estas virtudes o valores más fuertes se harán, serán más pilares que nos arraiguen en Dios.
Y
cómo no hablar en esta fiesta del gran pilar que es para los cristianos la
Madre de Jesús. Nadie como ella nos lleva más seguro a su hijo. Ella sabe mucho
de sostenernos en el seguimiento de Jesús, como hizo con los discípulos, que
rezaban juntos alrededor de María, nos cuenta el libro de los hechos de los
apóstoles (Hch 1, 14). Precioso día para dar gracias a Dios por darnos este
Pilar. Feliz día del Pilar y la Hispanidad.
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