LA SOBERBIA HUMANA
1.- LA SOBERBIA EN EL SER HUMANO
La conducta de las personas respecto de sus semejantes, normalmente hunde sus raíces en una postura fundamental que promueve o destruye la solidaridad mutua. Mientras que la humildad y la disponibilidad para el servicio son aptitudes que encajan bien en un cristiano, la arrogancia en el modo de pensar y obrar es algo de lo que éste debe guardarse. En definitiva, el soberbio se fija en la actitud interior de orgullo y de autovaloración desmedida, así como la postura de desprecio consciente del otro, normalmente violento y falto de consideración.
Actitudes sinónimas de soberbia: arrogancia, ultraje, tratar con insolencia, maltratar, ultrajar, malhechor, persona violenta o brutal, afrentar, insultar, ultrajar y ofender.
El soberbio rechaza toda dependencia, pretende ser igual a Dios (Gn 3, 5); no gusta de las represiones (Prov 15, 12) y le horroriza la humildad (Eclo 13, 20); peca descaradamente (Num 15, 30ss.) y se ríe de los servidores y de las promesas de Dios (Sal 119, 51).
Dios maldice al soberbio y le tiene horror (Sal 119, 21; Lc 16, 15); el que está contaminando de soberbia (Mc 7, 22) está cerrado a la gracia (1Pe 5, 22) y a la fe (Jn 5, 44); ciego por su culpa (Mt 23, 24; Jn 9, 39ss.), no puede hablar de la sabiduría que lo llama a la conversión (Prov 1, 22-28).
2.1.- La historia bíblica de Sansón
El hombre más fuerte que jamás haya vivido se llamó Sansón. Su historia la encontramos en el libro de los jueces (capítulos 13 a 16). Hasta antes de que naciera, Dios le dijo a su madre: pronto tendrás un hijo. Él salvará a Israel de los filisteos. Dios le dio su fuerza.
El pueblo filisteo vivía en Canaán (en la costa marítima del actual Israel) y era temido por sus convecinos. Tenía muchos guerreros que causaban daño a los israelitas. Una vez, cuando Sansón fue a vivir con los filisteos, un león grande le salió al paso, matándolo con sus propias manos. También mató a cientos de malos filisteos para defender a los israelitas.
Después se enamoró de una mujer filistea llamada Dalila. Los líderes filisteos prometieron a Dalila 1100 piezas de plata si les decía qué hacía tan fuerte a Sansón. Dalila preguntó a Sansón cual era el secreto de su descomunal fuerza. Finalmente consiguió que se lo dijera: “Nunca me han cortado el pelo… Desde que nací, Dios me escogió para ser un siervo especial (un nazir o nazareo). Si me cortaran el pelo, perdería mi fuerza”.
Sansón era nazareo (Jue. 13:5). Los nazareos israelitas eran apartados y consagrados al servicio de Dios. También implicaba abstención, pues no tomaban vino, ni sidra; tampoco comían “cosa inmunda” prohibida por la Ley de Dios.
Cuando Dalila oyó lo que quería, hizo que Sansón durmiera, cortándole el cabello. Cuando Sansón despertó, había perdido su fuerza. Los filisteos entraron entonces a su tienda y lo capturaron. Le sacaron los dos ojos y lo sometieron a esclavitud.
Un día, los filisteos tuvieron una fiesta para adorar a su dios Dagón. Sacaron a Sansón de la prisión para burlarse de él. Mientras tanto, el pelo de Sansón había crecido. Un niño lo llevaba de la mano, al cual dijo: “Déjame tocar las columnas que están aguantando el edificio”. Entonces Sansón oró a Dios y, agarrando las columnas del edificio, gritó: “Déjame morir con los filisteos”. Había unos 3000 filisteos en la fiesta que se estaba celebrando y, cuando Sansón empujó las columnas con sus dos manos, todo el edificio se vino abajo, matando a los asistentes, incluido él mismo.
Las lecciones que podemos aprender de la vida de Sansón son: si voluntaria y repetidamente caemos en tentaciones que conducen al pecado de autosuficiencia, sufriremos las consecuencias de nuestra desobediencia, aunque Dios nos siga amando y usando para cumplir su voluntad.
3.- LA HUMILDAD FRENTA A LA SOBERBIA
Sansón olvidó su propósito de vida: salvar a Israel de los filisteos. Dios había expresado ya la razón de ser de Sansón, sin embargo, con el paso de los años y por su enorme soberbia al margen de los planes de Dios, él se acercó a las mujeres del pueblo enemigo sin tener en cuenta su fe y misión.
Somos un plan de Dios, llamados para vencer, no podemos olvidar eso, es necesario perseverar, permanecer fieles y permitir que Dios sea glorificado. Él ha prometido estar con nosotros, él nos ayudará a vencer, sólo requiere de nosotros un corazón plenamente dispuesto para hacer su voluntad, recordemos que somos un propósito, un plan de Dios.
La soberbia supone desear ser más importantes que Dios mismo y que los demás, sin tener en cuenta las necesidades vitales, emocionales y espirituales de los más cercanos. Si nos alejamos y negamos a Dios, estamos abocados a creernos los mejores y, por consiguiente, a no pedir perdón porque pensamos que somos perfectos y que todo lo que hacemos es perfecto. Dios enseña a ser humilde, a amar y perdonar incluso a los enemigos.
Fuera del ámbito de Dios crece la soberbia y la vanidad como el principal defecto de la condición humana, como así exalta el libro del Cantar de los Cantares cuando dice: “vanitas vanitatis omnia vanitas” (vanidad de vanidades, todo vanidad).
Sansón no debe ser un ejemplo de vida cristiana porque se apartó de Dios creyendo en sus posibilidades, cualidades y ética personal. Su lejanía le llevó a pecar: inclinarse por las mujeres que no pertenecían al Pueblo de Israel; manipuló el cuerpo de un león en descomposición (algo abominable para el Pueblo judío por transmitir impureza); participó en banquetes de filisteos (relacionarse con gentiles); se acostó con una mujer de mala conducta en la ciudad de Gaza; se enamoró de la filistea Dalila (algunos se van acostumbrando a hacer cosas y después se les vuelve un vicio); cambió el ministerio de juez y libertador por el amor ficticio. Dios requiere fidelidad en sus elegidos.
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