LA SOBERBIA HUMANA

 Por: Álvaro López Asensio

Página web: www.alopezasen.com


1.- LA SOBERBIA EN EL SER HUMANO

La conducta de las personas respecto de sus semejantes, normalmente hunde sus raíces en una postura fundamental que promueve o destruye la solidaridad mutua. Mientras que la humildad y la disponibilidad para el servicio son aptitudes que encajan bien en un cristiano, la arrogancia en el modo de pensar y obrar es algo de lo que éste debe guardarse. En definitiva, el soberbio se fija en la actitud interior de orgullo y de autovaloración desmedida, así como la postura de desprecio consciente del otro, normalmente violento y falto de consideración.

Actitudes sinónimas de soberbia: arrogancia, ultraje, tratar con insolencia, maltratar, ultrajar, malhechor, persona violenta o brutal, afrentar, insultar, ultrajar y ofender.

 2.- EL PECADO DE SOBERBIA EN LA BIBLIA

 Según la Biblia, la soberbia tiene formas de conducta más o menos graves. Existe el vanidoso que ambiciona honores (Lc 14, 7; Mt 23, 6ss.), que aspira a las grandezas, a veces de orden espiritual (Rom 12, 16.3), que envidia a los demás (Gal 5, 26); el insolente de mirada altiva (Prov 6, 17); el rico arrogante que hace ostentación de su lujo (Am 6, 8) y al que su riqueza lo hace presuntuoso (Sant 4, 16; 1Jn 2, 16); el orgulloso hipócrita que hace todo para ser visto y cuyo corazón está corrompido (Mt 23, 5); el fariseo que confía en su pretendida justicia y desprecia a los demás (Lc 18, 9-14).

El soberbio rechaza toda dependencia, pretende ser igual a Dios (Gn 3, 5); no gusta de las represiones (Prov 15, 12) y le horroriza la humildad (Eclo 13, 20); peca descaradamente (Num 15, 30ss.) y se ríe de los servidores y de las promesas de Dios (Sal 119, 51).

Dios maldice al soberbio y le tiene horror (Sal 119, 21; Lc 16, 15); el que está contaminando de soberbia (Mc 7, 22) está cerrado a la gracia (1Pe 5, 22) y a la fe (Jn 5, 44); ciego por su culpa (Mt 23, 24; Jn 9, 39ss.), no puede hablar de la sabiduría que lo llama a la conversión (Prov 1, 22-28).

2.1.- La historia bíblica de Sansón

El hombre más fuerte que jamás haya vivido se llamó Sansón. Su historia la encontramos en el libro de los jueces (capítulos 13 a 16). Hasta antes de que naciera, Dios le dijo a su madre: pronto tendrás un hijo. Él salvará a Israel de los filisteos. Dios le dio su fuerza.

El pueblo filisteo vivía en Canaán (en la costa marítima del actual Israel) y era temido por sus convecinos. Tenía muchos guerreros que causaban daño a los israelitas. Una vez, cuando Sansón fue a vivir con los filisteos, un león grande le salió al paso, matándolo con sus propias manos. También mató a cientos de malos filisteos para defender a los israelitas.

Después se enamoró de una mujer filistea llamada Dalila. Los líderes filisteos prometieron a Dalila 1100 piezas de plata si les decía qué hacía tan fuerte a Sansón. Dalila preguntó a Sansón cual era el secreto de su descomunal fuerza. Finalmente consiguió que se lo dijera: “Nunca me han cortado el pelo… Desde que nací, Dios me escogió para ser un siervo especial (un nazir o nazareo). Si me cortaran el pelo, perdería mi fuerza”.

Sansón era nazareo (Jue. 13:5). Los nazareos israelitas eran apartados y consagrados al servicio de Dios. También implicaba abstención, pues no tomaban vino, ni sidra; tampoco comían “cosa inmunda” prohibida por la Ley de Dios.

Cuando Dalila oyó lo que quería, hizo que Sansón durmiera, cortándole el cabello. Cuando Sansón  despertó, había perdido su fuerza. Los filisteos entraron entonces a su tienda y lo capturaron. Le sacaron los dos ojos y lo sometieron a esclavitud.

Un día, los filisteos tuvieron una fiesta para adorar a su dios Dagón. Sacaron a Sansón de la prisión para burlarse de él. Mientras tanto, el pelo de Sansón había crecido. Un niño lo llevaba de la mano, al cual dijo: “Déjame tocar las columnas que están aguantando el edificio”. Entonces Sansón oró a Dios y, agarrando las columnas del edificio, gritó: “Déjame morir con los filisteos”. Había unos 3000 filisteos en la fiesta que se estaba celebrando y, cuando Sansón empujó las columnas con sus dos manos, todo el edificio se vino abajo, matando a los asistentes, incluido él mismo.

 2.2.- El pecado de soberbia de Sansón

 El pecado de Sansón fue confiar excesivamente en sí mismo y desconfiar en el plan de Dios que tenía reservado para él, es decir, el pecado de soberbia por creerse por encima y al margen de Dios. Sansón significa “pequeño sol”, cuando sus padres le pusieron ese nombre, consideraron lo que el ángel de Dios les había dicho: que su hijo sería entonces una luz de esperanza para el Pueblo de Israel. Pero está claro que el resplandor de Dios en Sansón no pudo brillar como estaba planeado.

 Aunque la voluntad de Dios es imparable, Sansón siguió experimentando las consecuencias de su pecado. Cuando conoció a Dalila y ella le rogó que le revelara el secreto de su fuerza, él rompió la parte final de la ley nazarea: "Todo el tiempo del voto de su nazireato no pasará navaja sobre su cabeza; hasta que sean cumplidos los días de su apartamiento al Señor, será santo; dejará crecer su cabello" (Num 6:5).

 Después de que los paisanos de Dalila cortaran su cabello, Sansón todavía esperaba que Dios estuviera con él. "Y luego que despertó él de su sueño, se dijo: Esta vez saldré como las otras y me escaparé. Pero él no sabía que el Señor ya se había apartado de él" (Jueces 16:20). Se había ganado la confianza de violaciones anteriores que parecían haber quedado impunes, pero su continua desobediencia voluntaria había llegado a su fin. Cuando Sansón finalmente había quebrantado todas las leyes nazareas, tuvo que enfrentarse a las consecuencias de sus acciones.

Las lecciones que podemos aprender de la vida de Sansón son: si voluntaria y repetidamente caemos en tentaciones que conducen al pecado de autosuficiencia, sufriremos las consecuencias de nuestra desobediencia, aunque Dios nos siga amando y usando para cumplir su voluntad.

 Al final, Sansón comprendió la verdadera fuente de su fuerza, pero nunca entendió su verdadero propósito. "Entonces clamó Sansón al Señor, y dijo: Señor mi Dios, acuérdate ahora de mí, y fortaléceme, te ruego, solamente esta vez, oh Dios, para que de una vez tome venganza de los filisteos por mis dos ojos" (Jueces 16:28). En este versículo vemos que Sansón estaba más preocupado por la venganza que por cumplir la voluntad de Dios, y esto le costó la vida: "Y los que mató al morir fueron muchos más que los que había matado durante su vida" (Jueces 16:30). La voluntad de Dios se hizo, pero las muchas bendiciones que Sansón podría haber visto, nunca se realizaron.

3.- LA HUMILDAD FRENTA A LA SOBERBIA

Sansón olvidó su propósito de vida: salvar a Israel de los filisteos. Dios había expresado ya la razón de ser de Sansón, sin embargo, con el paso de los años y por su enorme soberbia al margen de los planes de Dios, él se acercó a las mujeres del pueblo enemigo sin tener en cuenta su fe y misión.

Somos un plan de Dios, llamados para vencer, no podemos olvidar eso, es necesario perseverar, permanecer fieles y permitir que Dios sea glorificado. Él ha prometido estar con nosotros, él nos ayudará a vencer, sólo requiere de nosotros un corazón plenamente dispuesto para hacer su voluntad, recordemos que somos un propósito, un plan de Dios

La soberbia supone desear ser más importantes que Dios mismo y que los demás, sin tener en cuenta las necesidades vitales, emocionales y espirituales de los más cercanos. Si nos alejamos y negamos a Dios, estamos abocados a creernos los mejores y, por consiguiente, a no pedir perdón porque pensamos que somos perfectos y que todo lo que hacemos es perfecto. Dios enseña a ser humilde, a amar y perdonar incluso a los enemigos.

Fuera del ámbito de Dios crece la soberbia y la vanidad como el principal defecto de la condición humana, como así exalta el libro del Cantar de los Cantares cuando dice: “vanitas vanitatis omnia vanitas” (vanidad de vanidades, todo vanidad).

Sansón no debe ser un ejemplo de vida cristiana porque se apartó de Dios creyendo en sus posibilidades, cualidades y ética personal. Su lejanía le llevó a pecar: inclinarse por las mujeres que no pertenecían al Pueblo de Israel; manipuló el cuerpo de un león en descomposición (algo abominable para el Pueblo judío por transmitir impureza); participó en banquetes de filisteos (relacionarse con gentiles); se acostó con una mujer de mala conducta en la ciudad de Gaza; se enamoró de la filistea Dalila (algunos se van acostumbrando a hacer cosas y después se les vuelve un vicio); cambió el ministerio de juez y libertador por el amor ficticio. Dios requiere fidelidad en sus elegidos.

 


 

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