LOS
JUDÍOS EN LA SEMANA SANTA DEL MEDIEVO
Por: Álvaro López Asensio
Página
Web: www.alopezasen.com
1.- LOS JUDÍOS ACUSADOS DE DEICIDIO
La acusación más grave y común de la Iglesia hacia los judíos, desde los primeros años del cristianismo, fue la del crimen de deicidio, es decir, no sólo han rechazado la divinidad de Jesús, sino que han sido cómplices y causantes de la muerte en cruz de Jesús de Nazareth.
El deicidio del Calvario es la causa principal de separación entre judíos y cristianos. Y no nos referimos a la fe que el sacrificio de Jesús supone, sino al pecado de su muerte, al homicidio-deicidio cuya responsabilidad cargamos sobre los judíos.
El pueblo judío consideró siempre el deicidio como su mayor afrenta. Los culpables, dicen, fueron los sacerdotes, escribas y fariseos, algunos de ellos colaboradores de los romanos y traidores a Israel. Ellos soliviantaron al pueblo. En todo caso, los judíos de Jerusalén nada tienen que ver con los palestinenses y mucho menos con los de la diáspora.
Las calles de Jerusalén eran tan estrechas que difícilmente podemos pensar en un gran número de personas pidiendo la libertad de Barrabás y condenación de Jesús. Identificar a estos con “los judíos” es injusto. Tampoco en los responsables puede haber deicidio formal, porque faltaba la conciencia de la divinidad de Jesucristo. Pilatos y los romanos son más responsables que sacerdotes y escribas, porque condenaron a un inocente, mientras estos, según sus leyes, podían creerlo culpable. El pueblo judío no ha rechazado a Jesús, y Jesús no ha rechazado a su Pueblo. He aquí, en síntesis, la posición hebrea de todos los tiempos. Según ella, Agustín de Hipona quedó convertido en injusto acusador[1].
Desde la época de los Santos Padres –primeros siglos del cristianismo- la Iglesia recordaba el crimen que perpetraron los judíos hacia Jesús, hecho que, en la Edad Media, fue el motivo principal de rechazo entre los cristianos. El estereotipo cruel del judío criminal fue la más clara expresión de la saña con la que trataron a Jesús, a los Apóstoles y a los primeros discípulos de Jerusalén.
Numerosos retablos góticos recrean escenas de la pasión con judíos que flagelan y colocan en la cruz a Jesús, así como a otros que observan con complacencia la crucifixión, con el fin de que se visualice la participación y complicidad de su muerte. Los judíos son representados con nariz larga y ganchuda, mirada torva, gorro o capirote cónico y puntiagudo, o con distintivo de rodela o rota sobre el vestido.
Nada ha dividido más a los judíos y cristianos como la muerte de Jesús de Nazareth en el Calvario. Jules Isaac defiende al Pueblo judío de las acusaciones de deicidio con estos argumentos[2]:
· Los judíos de la diáspora, mucho menos en número que los de Palestina en tiempos de Jesús, no tuvieron ninguna responsabilidad en su muerte.
· Tampoco son responsables los judíos de Jerusalén “antes de la Pasión, el Pueblo con Jesucristo
le seguía, escuchaba y aclamaba; la entrada en la Ciudad Santa fue apoteósica,
después fueron miles los que se agregaron a la Iglesia”.
· Jesucristo no se había manifestado suficientemente como Dios
y no era reconocido como tal por las gentes, condición indispensable para que se
dé la formalidad del deicidio.
· Los que pidieron su muerte y la libertad de Barrabás fueron
un número exiguo.
· “Los responsables de
la Pasión son los Pontífices, notables y doctores, especie común de la que
ningún pueblo tiene el monopolio, no menos que las otras la nación judía”.
2.- VIOLENCIA EN LAS JUDERÍAS DURANTE SEMANA SANTA
Desde los primeros siglos del cristianismo, los Santos Padres ya acusaron a los judíos de deicidas, denuncia que les ha hecho abominables a los ojos de los cristianos hasta el mismo momento de su expulsión en 1492.
La Iglesia prohibía a los judíos abrir las ventanas durante la Semana Santa o salir a la calle el día del Viernes Santo, con el propósito de defenderlos contra la violencia de los cristianos encolerizados por aquellos, los causantes de la muerte de Jesús. En la Oración de los fieles o peticiones de los Oficios del Viernes Santo, se recordaba la implicación del Pueblo Judío en la muerte de Jesús de Nazareth, además de pedir por ellos y su conversión. Estos sermones exaltaban a las masas, que entraban en las juderías, saqueaban las viviendas y violentaban a los judíos.
Cada año se repetían los mismos ataques y sucesos antijudíos por parte de algunos desalmados, así como las precauciones de las autoridades para evitarlas y escarmentar a los autores. Las puertas de las juderías se cerraban durante los días de Semana Santa, para salvaguardar la integridad física y material de sus moradores hebreos.
Recordemos que el concilio IV de Letrán de 1215, obligaba a los judíos a encerrarse en sus juderías el Viernes Santo, a fin de que su vista no perturbase los actos penitenciales de los cristianos (canon 68), parte 2ª y 3ª). Veamos algunos ejemplos:
· El 3 de abril de 1282, Pedro III de Aragón tuvo que recordar al obispo de Gerona que la aljama fue asaltada un Viernes Santo, probablemente en 1275, a toque de campana. Es probable que se hubiera destruido si no lo hubiera impedido el rey, que estaba presente[3].
· El 18 de marzo de
1338, el lugarteniente se dirigía al bayle
de Sineu (Mallorca) para que protegiera las personas y bienes de los judíos
durante los días de Semana Santa, no permitiendo fuesen injuriados de palabra o
de obra[4].
· El 7 de marzo de
1342, Pedro IV de Aragón insta al bayle
de Barcelona, al veguer y demás
oficiales reales para que amparen a los judíos, especialmente el Viernes Santo
de cada año, notificando mediante
público pregón que nadie les ofenda, puesto que están bajo su protección y
guardia especial. Se castigara implacablemente a los que no respeten dichas
órdenes[5].
· El 3 de abril de 1357,
el bayle de Inca (Mallorca) publica
un pregón disponiendo que los judíos no fuesen injuriados, maltratados o apedreadas
sus casas en Viernes Santo, bajo pena de ser detenido el actuante y remitido a
Mallorca. También recomienda a los judíos que permanezcan en casa durante el Viernes Santo[6].
· En 1415, después de
la Disputa de Tortosa y la publicación de la bula del papa Benedicto XIII, “Et si Doctores Gentium”, un grupo de conversos exaltados
de Calatayud, dirigidos por Johan Çit, "se presentan en la aljama (armados) y comienzan a robar a los judíos,
entablando batalla con ellos, hiriendo a algunos e incitando al pueblo a un
asalto a la aljama con la frase: mantemoslos a los judios[7]".
El príncipe Alfonso mandó que lo encarcelaran junto a sus cómplices.
· También se sucedieron muchos
actos violentos en las juderías castellanas durante la Semana Santa, como
veremos más adelante. Los reyes pedirán a las ciudades que extremen las
precauciones y protejan a los judíos en Semana Santa.
[1[1] ISAAC, J. “Jésus et Israël”, París, 1962, p. 172.
[2] IBIDEM, p. 41.
[3] PONS, A.; Op. Cit. “Los judíos del reino de Mallorca duratne los
siglos XIII y XIV”, p. 350.
[4] Archivo Real de Mallorca, Lletres Com., fol. 265.
[5] Archivo Real de Mallorca, LLetresreials, fol. 71.
[6] Archivo Real de Mallorca, Lletres Com., fol. 37vto.
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